El último paseo


Estuve hace tiempo dando masaje en un hotel de abueletes ricachones, en el que la media de edad era de 73 años; mis compañeros se reían cada vez que yo decía que trabajar allí era como vivir en una película de zombies. Realmente lo que me ha llamado la atención de la noticia es que los empleados del banco se mosquearan porque la vieja no daba señales de estar viva: si yo hubiera llamado a la policía cada vez que me daba la impresión de que un cliente la había palmado en la camilla habrían tenido que montar directamente una comisaría al lado del spa.

(Tienen la noticia completa aquí)