Los niños de verdad tienen granos


Esta mañana de camino al trabajo me he fijado en este cartel, y me he preguntado retóricamente: "qué casualidad que hayan elegido para la campaña a un niño fotogénico, con ojos claros y pinta angelical: ¿por qué no habrán puesto como foto de campaña por ejemplo la cara de un niño gitano?".

No lo pensé por el crío en sí ni por esto de la leucemia: está claro que aquí lo que interesa es que la publicidad funcione, y si la foto del gitano hace que X personas donen mientras que la del angelical te da X+1 pues solo por esa vida extra ponemos lo que haga falta y estará bien. Y si además al niño le photoshopeamos las ojeras o ponemos a uno que ni siquiera está enfermo, pues lo que sea con tal de que la cosa consiga los mejores resultados posibles. Y es lógico, y es inteligente, y está bien por cada vida de más que se consiga salvar.

Pero lo que me vino a la cabeza es por la gente que suele quejarse porque las modelos de las campañas publicitarias son "demasiado delgadas" y eso "discrimina" a las mujeres "reales", que como todo el mundo sabe tienen "curvas" (traducido al cristiano: la culpa de mis remordimientos por el culo que se me está poniendo a base de pizza y sofá la tiene Zara). Al tipo que eligió la foto del crío angelical para la campaña de la leucemia a lo mejor ni siquiera le gustan los niños; y a quien elige a las modelos para una campaña publicitaria de lo que sea a lo mejor ni siquiera le gustan las mujeres. Pero el angelito vende más que el gitano, y las flacas venden más que las gordas; si lo que vendiera fueran elefantes en tanga tendríamos elefantes en todas las vallas publicitarias.

Creo que les he contado por aquí alguna vez que, trabajando en un spa, me fui con mi jefa a buscar uniformes para los masajistas. Yo elegí una ropa óptima para trabajar, pero ella me dijo "no sirve, necesitamos algo que te marque más el culo porque las viejas alemanas seguro que se van a fijar y eso les gustará". A ella (que por cierto también era una vieja alemana) no le interesaba especialmente mi culo, sino la pasta extra que conseguiría si sus clientas volvían más por allí: yo lo entendí perfectamente y ni me hice la víctima, ni me lamenté por sentirme un objeto, ni las chorradas que esgrimen algunas mujeres para hablar de lo oprimidas que están por la sociedad heteropatriarcal machista falocéntrica. Los negocios son negocios y el dinero no entiende de gordos ni de flacos, ni de blancos ni de negros, ni de altos ni de bajos. Si lo que vende es un masajista que marca el culo pues elegimos un pantalón que marque culo y lo que haga falta para hacer cash; este es exactamente el mismo caso de la importancia de unas buenas tetas (que tantos mensajes recriminatorios me trajo en su día), solo que yo veo las cosas como son en el mundo real y no intento echarle la culpa de mis inseguridades a lo malos y opresores que son los demás.

Bonus: como ya me veo venir los mensajes mañana en mi buzón hablándome de la presión sobre las niñas, la anorexia, las modelos insanamente delgadas y hasta las muñecas Barbie, les advierto a mis lectoras que yo les responderé hablándoles de Supermán, de He-Man, de Thor, de Hulk y demás. Yo no he visto a ningún niño traumatizado o cortándose las venas porque no consigue parecerse a Hugh Jackman o a Chris Hemsworth, pero a lo mejor es verdad que las mujeres son el sexo débil y necesitan atención y protección especial.