Ahora bien, lo que de verdad me ha llamado la atención -y lo que de verdad creo que le ha llevado al lugar que ocupa en la historia del baloncesto- no son sus impresionantes cualidades físicas sino su superioridad mental: verán que en el vídeo hay muchos momentos espectaculares, pero también otras jugadas en las que parece que el tipo no hace nada especial (simplemente lanzar a canasta) pero lo hace en el último segundo ganando un partido. Aparte de que salte mucho, tenga mucha precisión y demás, en esos momentos demuestra un temple, una autoconfianza, una seguridad absoluta en sí mismo que le hace asumir la tremenda responsabilidad de jugárselo todo en un instante. Durante todas estas 50 jugadas, más aún que ver las maravillas que hace, me ha llamado la atención la expresión de su rostro que dice "voy a hacerlo y nadie me detendrá":
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