Lo he visto esta mañana en un oficina bancaria que hay de camino al trabajo y me ha dado tanta vergüenza ajena que no me he podido resistir a sacarle la foto. Me imagino perfectamente la situación: unos tipos en un despacho (que jamás tienen que tratar directamente con los clientes ni ganas que tienen) buscan maneras de mejorar su imagen para ganar más dinero.
El tipo de Marketing abre un portafolios y dice:
- Tengo una idea: ¿y si ponemos unos carteles en las sucursales que digan que nos preocupan los problemas de los clientes y que empatizamos con ellos?
- Hum, puede funcionar con los más idiotas -comenta el director de ventas-. Pero necesitamos una frase pegadiza, algo que sea sencillo y que entre fácil.
La coordinadora de proyectos de proyectos apunta:
- ¿Qué tal algo como "lo que más nos importa eres tú"?
- Demasiado larga -interviene de nuevo el de Marketing-. Quizá algo más corto y más directo, ¿qué tal "Te entiendo perfectamente"?
Los tipos que jamás se mezclan con el populacho asienten.
- Sí, así el cliente tendría la sensación de que puede confiar en nuestros empleados dice la de Proyectos.
- Pero -el becario que está tomando las notas interviene sin pensar- ¿y para eso no habría que preguntar a los empleados qué piensan ellos de los clientes y si esto es verdad o no?
Se hace un silencio y después todos (menos becario) estallan en carcajadas.
- Anda, chico -ríe la de Proyectos-, tú apunta y aprende.
El de Marketing sigue:
- De todas formas necesitamos algo más rotundo, que podamos poner en los carteles con las letras en grande para que llame la atención. La gente quiere cosas simples, no quiere pensar.
- Pongámoslo en siglas con letras llamativas -apunta la de Relaciones Públicas.
Murmullo general de aprobación.
- Buena idea -cierra el director-. "T.E.P., las siglas que de verdad importan". Me gusta. Habla con los de diseño para que nos hagan unos bocetos de carteles que parezcan agradables. Pon una imagen de una mujer guapa o algo, que sea atractiva pero como discreta. En fin, ellos ya saben de qué va. ¿Algún comentario? Muy bien, damos por cerrada la reunión.
Salen de la sala dándose palmaditas en la espalda y felicitándose entre sí por lo inteligentes que son y lo mucho que les importan sus clientes.