Esta tarde me he llevado la desagradable sorpresa de que se me ha estropeado el ordenador. Esto ya es malo (sobre todo cuando he preguntado hace un rato y me han dicho que la cosa huele a 500 eurazos que me van a clavar, es lo que tiene trabajar con Apple), pero hay algo aún peor: durante la última semana había aprovechado que he estado con gripe para darme un supermegamaratón de escritura y casi terminar la aventura interactiva que tengo para ustedes, y ahora se me han quedado un montón de meses de trabajo atrapados en un disco duro al que no puedo acceder. Sin comentarios.
Ahora mismo estoy usando un portátil con Windows, y he de decir que es en casos así cuando uno entiende por qué vale la pena invertir mucha pasta extra en un Mac si es para trabajar: son ordenadores claramente orientados a la productividad, hacer lo mismo en Windows se me hace arisco y pesado y todo es más agotador. Así que me voy a tomar unos días de vacaciones del blog, aprovecharé para salir al mundo real (si es que aún sigue ahí, hace mucho ya desde la última vez) y espero que pronto las cosas vuelvan a la normalidad. ¡Hasta pronto!