España


Estos días estoy sin tiempo y no puedo extenderme mucho ahora, pero yo he puesto tres reclamaciones ante la Administración pública española: la primera porque en una oficina de Correos abrieron 40 minutos tarde (con una tremenda cola de gente esperando en la calle) mientras veíamos desde fuera a todos los funcionarios de risas compartiendo una tarta de cumpleaños; la segunda porque estuve 20 minutos esperando detrás de un mostrador mientras el funcionario que me tenía que atender estaba jugando a una maquinita de videojuegos pensando que no le podía ver desde donde yo estaba, y la tercera porque necesitando un papel superurgente, fui a la oficina correspondiente y me encontré un papelito que decía que para ese trámite en concreto el horario era "de 11:30 a 12:00". Yo había llegado algo más tarde y me tuve que ir echando maldiciones pero aceptando que la culpa era mía por no saberlo... Al día siguiente fui a las 11:30 y no había nadie, un guardia de seguridad me dijo que se acababan de ir todos a desayunar y que volviera más tarde. Me senté a esperar y efectivamente, volvieron... Pasadas las 12. Me atendieron como haciéndome un favor y a pesar de que estaba "fuera de horario". Estas son las tres veces que he reclamado por escrito, pero ni de lejísimos las únicas que he visto por el estilo.

¿Por qué no he reclamado más? La primera recibí una respuesta por escrito diciéndome que la culpa de que la oficina postal abriera tarde había sido del guardia de seguridad y que se tomarían "medidas" (totalmente falso: el guardia estuvo en todo momento junto a la puerta esperando hasta que uno de los funcionarios del cumpleaños le hizo la indicación de que ya podía abrir). En la segunda me dijeron que al funcionario de la maquinita de videojuegos se le había apercibido verbalmente por su conducta irregular y se le había apartado del servicio directo al público (que solo le habían dicho "chico malo, chico malo" y encima le habían hecho el favor de no tener que tragarse más el trato con la gente, vamos) y en el tercero ni siquiera me contestaron a pesar de que por ley es obligatorio.

Todo lo que he contado hasta ahora (y lo que no he contado por tiempo) son hechos: sobre mi opinión les dejo que se la imaginen.