Cuestión de prioridades


Con el rollo de ser buenos la sociedad occidental comete un gravísimo error moral: la proporcionalidad de las penas a los que infringen la ley. Esto sería correcto si el objetivo principal fuera simplemente aplicar la justicia al delincuente; pero no puede ser así, porque el deber de toda sociedad antes del castigar al culpable tiene que ser proteger al inocente. Una vez los inocentes están lo más protegidos posible nos podemos poner a pensar en cualquier otra cosa (derechos humanos, el bienestar de los castigados, etc); pero si y solo si los inocentes ya pueden ir tranquilos por la calle. La pregunta no debe ser "¿cómo podemos ajusticiar correctamente a este tipo por haber cometido este crimen?" sino "¿qué es lo que hace falta para que a este criminal -y los que vengan después- se les quiten las ganas de cometer otro crimen mañana?". Porque proteger los derechos de la víctima inocente de mañana tiene que ser más importante que proteger los derechos del criminal de hoy.

Y la máxima protección posible a las futuras víctimas solo se consigue garantizando que a los criminales NO les saldrá rentable cometer el delito y saldrán perdiendo por mucho. ¿Qué hace falta para que los tipos del cómic de arriba no contaminen el río? Vamos a suponer que la multa no es suficiente: ¿una pena de cárcel? Vamos a suponer que aún así siguiera habiendo gente que prefiriera correr el riesgo de ir a la cárcel a cambio de hacer más dinero. ¿Pena de trabajos forzados para el resto de su vida? A lo mejor esto ya es suficiente para que se lo piensen dos veces, entonces nos quedaríamos ahí (si en la práctica desaparecen los vertidos tóxicos a los ríos). Pero supongamos que sigue habiendo gente que lo hace: seguimos subiendo con castigos cada vez más duros -incluyendo cualquier cosa- hasta que deje de pasar. Cuando lleguemos a ese nivel habremos encontrado la pena más justa para ese delito en concreto: porque la máxima justicia no se consigue cuando el delito ya se ha producido, sino cuando esa justicia sirve para que los delitos futuros ni siquiera lleguen a producirse. Pero esto es el mundo real, no lo verán nuestros ojos...

(Viñeta de El Comercio)