Bichos raros

Una cosa que nunca les he contado sobre mí es que soy un imán para los pirados. Por alguna razón que no alcanzo a entender constantemente tengo que sacarme de encima a gente aparentemente sana pero que se acaba obsesionando conmigo y pasándose horas y horas de su vida tratando de llamar mi atención o introducirse en mi vida. No hablo solamente de tener un blog -que siempre lleva aparejada la correspondiente cuota de trolls-, se sorprenderían si les contara algunas de las historias que pasan a mi alrededor con pasmosa frecuencia; lo que pasa es que tampoco veo razón para hacer sangre con nadie, aunque ya les adelanto que la semana que viene si todo va bien voy a hacer una excepción que les va a dejar tan boquiabiertos como me he quedado yo cuando me he enterado de lo que me espera -creo que será el martes-. Ya verán, van a flipar en colores.

Y no es la única de estos días: sin ir más lejos hace un rato me he enterado de que -por razones que en realidad no tienen que ver conmigo- alguien a quien no he visto desde hace unos 35 años calculando rápido me ve "con frecuencia por la calle" y le gustaría decirme algo pero "no se atreve", y esto se lo ha comentado a otra persona en medio. Comentándolo ahora mi reflexión ha sido "esto parece como cuando eres niño, te gusta alguien y te da vergüenza decírselo, y le preguntas a otro para que se lo suelte de refilón a ver si la reacción es buena y entonces te acercas tú"; por cierto, ni que decir tiene que en mi caso mi reacción ha sido "si no se atreve a hablar conmigo por mí mucho mejor, que se quede así y me deje seguir con mis asuntos en paz". A mí todo lo que no sea mi vida aburrida y rutinaria me da igual: solo soy un pobre estudiante andrajoso que pasa todo su tiempo sentado al ordenador estudiando o sentado al ordenador escribiendo un blog, no tengo nada atractivo para nadie (y tampoco me interesa ni lo más mínimo), y cada vez que veo a alguien generalmente con vidas infinitamente más chachipirulis que la mía arrastrarse de esta forma me sorprendo de la fragilidad del espíritu humano.

En fin, aparte de la mención realmente no quiero comentar mucho porque prefiero esperar a los acontecimientos del próximo martes; tómense esta divagación como un trailer de lo que viene, que ya verán que tendrá miga...