Se le ve feliz y realizado.
Estos días me han escrito chorrocientosmil lectores mandándome todo tipo de material sobre la huelga feminazi que hemos vivido en España. Muchas gracias a todos por la información (algunos datos son tremendos, por ejemplo lo de que si eres un niño tienes estadísticamente el doble de posibilidades de morir asesinado por tu madre que por tu padre); sinceramente no he publicado nada más sobre el tema porque cada día me importa menos lo que les va a pasar a las mujeres buenas cuando la cosa reviente y solo estoy haciendo acopio de palomitas para si tengo la suerte de estar vivo aún cuando llegue el día. Pero vamos, gracias de todas formas.
Sí me ha parecido curioso un detallito que les incluyo a continuación; pero no por el hecho de constatar que el lobby fascista ha conseguido conquistar el poder al menos mediático por la vía de la fuerza, sino porque demuestra hasta qué punto es borrego el ser humano. No hace ni falta que les diga que el rebaño que salió a la calle el día 8 de marzo por supuesto no se había leído el manifiesto que estaban defendiendo; pero miren por dónde yo sí me lo he leído. Copio y pego algunas frases:
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad . Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos.
...exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica...
Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material bélico! (...) Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por el motivo que sea.
Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Si yo fuera una mujer y aunque verdad estuviera de acuerdo con algunas de las barbaridades feminazis que dice el manifiesto este, al leer cosas contra el capitalismo, el cambio climático, educación pública, soberanía alimentaria, acogida de inmigrantes y corrupción, me enfadaría enormemente porque una cosa es apoyar (supuestamente) a las compañeras discriminadas y oprimidas -desde luego no en los países neoliberales, que son de todo el mundo en los que las mujeres viven mejor con muchísima diferencia- y otra muy distinta que me tomen por imbécil y me utilicen para montar una campaña publicitaria socialista. Pero claro, ¿para qué ponerse a leer cosas aburridas? Que lean los pastores, a nosotras ya nos vale con salir a pastar.
(Por cierto, hagan sus apuestas sobre lo próximo: yo sigo votando por el alargamiento de pene de los japoneses, pobrecicos).