Las islas afortunadas


En estos días he pasado mis libros a Amazon (por cierto, estos tíos son una pasada: no me extraña que arrasen a la competencia, que no les llega a la suela de los zapatos) y, para pedir las pruebas de impresión, he tenido que hacerlo desde las páginas de otros países porque desde la de España no me mandaban ninguno a Canarias; para mis lectores no españoles, esto es por un rollo fiscal que tienen estas islas que hace muchísimo más fácil comprar algo desde Singapur o Denver que por ejemplo desde Madrid. Si los trabajadores de los países extranjeros pudieran votar a nuestros políticos seguro que saldrían reelegidos eternamente.