(El tweet aquí, si estos son los profesionales de ahí para abajo ya se imaginan).
Normalmente querría evitar hablar de esto en el blog porque me aburre hablar de lo que habla todo el mundo, y ustedes ya tienen muchos otros sitios donde ver sobre esto si es que les interesa; pero varios de mis lectores me han preguntado, así que le voy a dedicar al asunto solo este post y mañana seguimos con los gatos.
Primero voy con la descripción de la situación:
Imagínense que hay dos tipos que están peleados: uno se llama Israel y es un hombretón grande, fuerte y musculoso, y otro se llama Hamás y es flaquito y poca cosa. En teoría el flaquito tendría las de perder desde el principio y no duraría mucho, pero es que hay un detalle extra: resulta que tiene agarrada por el cuello a su mujer (que se llama Palestina) y constantemente la mete en medio de la pelea. Lo que pasa habitualmente es que el flaquito le pega (débilmente) al grandote, y cuando el grandote se la va a devolver (con su fuerza que es mucho mayor) el flaquito se pone detrás de su mujer para que el golpe se lo lleve ella. Pero esperen que hay más: resulta que a la mujer a pesar de todo le encanta el flaquito y le cae mal el grandote, así que en lugar de quejarse de que su marido es un hijo de puta maltratador le sigue amando por mucho que la haga sufrir y no dice nada cuando le pega al grandote. Es más, si le preguntan ella está muy de parte de ese marido psicópata que se pone detrás de ella para que se lleve los golpes. Ella tampoco es que tenga culpa de lo que hace el otro, pero desde luego no es un actor inocente que pasaba por allí.
La pelea lleva mucho tiempo y han pasado muchas cosas, pero últimamente resulta que el flaquito ha usado una navaja para hacerle un corte profundo y realmente doloroso al grandote. No lo va a matar, pero esta vez sí le ha hecho daño de verdad. El grandote ha dicho "ahora sí que la has hecho buena", y se ha metido a pelear en serio para darle una paliza de verdad al flaquito y acabar con sus ganas de seguir jodiendo. El flaquito ya contaba con ello (de hecho lo hizo para que el otro reaccionara), y otra vez ha vuelto a poner a su mujer delante para que la paliza se la lleve ella y así tener la excusa perfecta para criticar, él y sus amigos, lo malo que es el grandote. Tanto su mujer como sus amigos, en lugar de decirle al flaco "tío, te queremos y tal, pero esto no se hace", se callan porque tampoco quieren que parezca que están del lado del grandote que les cae mal. Da igual lo que piensen en privado: sus acciones públicas los sitúan en el lado del maltratador.
Por cierto, una nota sobre los "amigos" del flaquito: no son realmente sus amigos, y tampoco son amigos de la mujer: de hecho ninguno de ellos quiere ni de broma ayudar a la mujer por ejemplo acogiéndola en su casa para que escape del psicópata. Aparentan estar de su lado en la pelea porque les cae mal el grandote y posturean usando esto como excusa, nada más. Ni a los aliados orientales ni los occidentales les importa en realidad una mierda lo que le pase a ella, y muchos de ellos incluso apoyan directamente al maltratador.
La cosa es que el grandote empieza a darle la paliza al flaquito. Podría ir con todo y matar a golpes también a la mujer (que, recordemos, está ahí forzada por su maltratador pero en el fondo lo sigue queriendo), pero dentro de lo que cabe se contiene intentando que a ella le caigan los mínimos golpes posibles; no lo hace porque ella le caiga bien (le cae mal) o piense que es una mártir sin culpa de nada, sino básicamente por el qué dirán los demás. Pero el caso es que, pudiendo responder con todo y matarlos a los dos sin más, se concentra en mantener una estrategia de "paliza quirúrgica" que consiga minimizar los daños a la esposa aceptando que algunos sí serán inevitables.
Ahora vamos al "qué hacemos":
Estoy viendo básicamente dos formas de encarar este problema: la de ponerse de uno de los dos lados, y la de "hay que parar la pelea y negociar". Esto último, por cierto, sería posible en el país de los unicornios y las florecillas; pero en el mundo real no va a pasar y los que lo defienden están en las nubes. En el pasado hubo oportunidades de oro para ello y no se consiguió, y eso que se daban condiciones de alineamiento astral únicas e irrepetibles; me encantaría que hubiera un milagro y me tragara mis palabras, pero no creo que vaya a pasar. Como mucho se parará el tema de momento barriendo debajo de la alfombra para que se coma el marrón el siguiente al que le toque, y mi apuesta es que ni por esas.
Lo que no escucho a nadie decir es lo que pienso yo, y es que la prioridad aquí es arrancar a la mujer de la presa del maltratador psicópata hijo de puta; y si la mujer se resiste porque tiene el síndrome de Estocolmo, porque en realidad está de su lado y colabora o por la razón que sea, la obligamos. Con los maltratadores no se negocia y a las víctimas de ese maltrato hay que sacarlas de ahí por lo civil o por lo criminal. Primero eso, y luego hablamos de florecillas, unicornios y negociaciones.
Así que creo que a corto plazo la única manera inmediata moralmente correcta de actuar por parte de los que vemos la pelea desde fuera sería meternos a acabar con el puto psicópata maltratador cuanto antes y sacar a esa mujer de esa situación; no por ayudar al grandote ni nada, incluso aunque Israel nos caiga mal y pensemos que tiene la culpa de todo, sino porque ayudar a las víctimas tiene que ser la máxima prioridad. Esta mujer es una víctima, pero no solo de la paliza (que viene después) sino de su marido que la ha metido en una pelea en la que no tiene que estar. Y hay que asumir que por muy cuidadosos que intentemos ser en la operación la pobre señora se va a llevar algún golpe, es inevitable y habrá que aceptar que esta es una tarea que va a costar sangre. Pero hay que asumirlo y hacerla.
Y una vez solucionemos ese problema ¿qué hacemos a largo plazo? ¿Cómo paramos la pelea? Como les digo yo creo que el problema es simplemente irresoluble, así que habrá que buscar un escenario que parta de que la negociación no va a funcionar. Pero bueno, entiendo que hay que intentarlo por si acaso y eso no me parece mal. En mi opinión lo único que puede parar esto imponer una "pax" por la fuerza desde todas partes, que no solo aplaste cualquier posibilidad de que los dos se sigan peleando sino que meta miedo a los otros enemigos del grandote que también están esperando su oportunidad (y si aún así en algún momento se ponen a tocar los cojones se los aplaste también al coste que sea). Es imposible negociar con un tío cuya máxima aspiración es la muerte por su causa y que solo se va a detener cuando le rompas los huesos.
Y dedico un apartado más a quién tiene la culpa. Miren, sinceramente me da igual: las dos partes han sufrido mucho y esto hay que superarlo, y me parece absurdo sacar la libreta de contabilidad para ver quién ha hecho más barbaridades o quién llegó primero. Tenemos la situación que tenemos, con estos bueyes hay que arar, y la cuestión aquí es ver cómo seguimos adelante. Y si alguien (de cualquier bando) se empeña en seguir de espaldas al futuro lo obligamos por las buenas o por las malas, será correcto o incorrecto pero cualquier otra estrategia no va a funcionar.
Eso sí, déjenme decirles una cosa más para terminar. En general yo, si tengo que elegir entre el bando de unas teocracias dictatoriales en las que algunos ciudadanos tienen sus derechos recortados o directamente se les persigue y una democracia en la que eres un ciudadano libre independientemente de tu religión, sexo o tendencia sexual, tengo clarísimo con quien voy sin fisuras. Pero hablando del caso concreto actual, tanto el flaquito Hamás como su mujer Palestina han tenido suerte de que los israelíes sean como son y no sea yo el que tome las decisiones. Si a mí me entran en mi país y empiezan a cometer crímenes contra mis ciudadanos civiles, si cortan el cuello a bebés, violan a mujeres, secuestran y torturan a civiles (y lo graban difundiéndolo con alegría), si yo veo un vídeo de una turista alemana que ha sido violada y mutilada, si veo a los bebés con las cabezas cortadas, ancianas siendo secuestradas y todo lo demás, yo dejo la casa del otro como un solar haciendo desaparecer de la faz de la tierra hasta el mínimo rastro de vida que haya por allí, y me importa una mierda a quién pille en medio o las consecuencias que vengan después. Sobre lo que es específicamente la respuesta a la matanza del 7 de octubre no es que esté con Israel: es que me parecen demasiado buenos.