Un descubrimiento

El objetivo de mi paseo de esta mañana era hacer "fotos feas interesantes". Puse en mi cámara la peor lente posible para lo que pensaba hacer, me fui al sitio más plano que tengo a mano (un polígono industrial por la zona donde vivo), y tenía pensado hacer todas las fotos en modo de blanco y negro para tampoco contar con el recurso del color. De camino a mi destino, y antes de empezar el experimento, fui encontrando postales que me gustaron y las fui capturando...

... Pero nada más llegar me di cuenta de que no iba a poder ir adelante con el experimento que tenía pensado, porque el sol estaba ya pegando tan fuerte que me iba a quemar (y yo tengo vitíligo, esto para mí es un problema). Así que solo estuve un ratito y me limité a sacar unas pocas fotos normales en el trocito más cercano a mi casa de aquella zona, y me volví para casa.

Pero esperen que ahora viene lo interesante. Como el lugar donde estaba era tan poco inspirador, en seguida me di cuenta de que si quería sacar algo de aquello iba a tener que estrujarme la cabeza y recurrir a soluciones creativas más allá de lo que tenía delante. Y ahí me acordé de un tipo de fotografía que ya había pensado alguna vez que podría estar bien para probar, pero con la que todavía no me había puesto: la fotografía abstracta.

En fin, el experimento falló y no pude hacer lo que tenía pensado, pero dentro de como habían ido las cosas al menos aprendí algo (y volví a casa sin quemarme). En cualquier caso, salga como salga un paseo fotográfico, no puede faltar lo más importante: