Al ver la siguiente animación, que ilustra el funcionamiento de un misil balístico intercontinental (que tampoco tiene tanta complicación: sale, viaja, llega y arrasa), el brutal poder de avance imparable que transmite hasta que la cabeza nuclear impacta, lo primero que he pensado ha sido "qué bien vivir en una isla en medio del océano, espero que a nadie le parezcamos lo suficientemente importantes como para atacarnos"...
Si quieren ganar información -y de paso preocupaciones- tienen más en La pizarra de Yuri (vía Extremísimo).
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