47 años casados y aún te traigo flores todos los lunes

5 comentarios:

  1. Yo quiero uno de esos pero con treinta y cinco años menos. Pero ya no hay...
    Qué bonita foto :)

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    1. Sospecho que la cosa está equilibrada: link.

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    2. Por cierto, en el enlace atención al comentario de que sí existen esos hombres, pero las mujeres prefieren a los cabrones... ¡Qué gran verdad!

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  2. Casi todas, por no generalizar, aunque podría arriesgarme perfectamente, hemos tenido un malote en nuestras vidas. Ah, ese chico guapitísimo, despreocupado, que te vuelve medio loca con cada desprecio (entendiendo por desprecio que, como un gato, sólo te hace caso cuando él quiere), pero que te hace olvidarlo en medio minuto si se lo propone... Un malote, vamos.
    Después de la experiencia y cuando, al fin, ves la luz, vuelves al buen camino y buscas (o ya tenías a tu lado, pero ni le mirabas) un buenote. Ese chico normalito pero que cada día ves más guapísimo porque es tierno, se preocupa por ti, todo lo que tiene que decirte es para enaltecerte... Pero los buenotes, al menos mi supuesto buenote, tienen un Dexter, un pasajero oscuro, y terminas igual de, perdóname la expresión, jodida. Y, encima, ¡alucinada!.
    Sinceramente, hasta que llegue el amor de mi vida, si es que existe, pues, joder, ¡prefiero los malotes! Al menos los ves venir, pasada tu ceguera del primero, de lejos, muy muy de lejos.
    :P

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  3. La verdad es que me cuesta hablar de estas cosas sin traicionar la intimidad de otras personas, así que -disculpa- no puedo ser muy específico... Yo he estado en los dos bandos, el del buen chico y el del desgraciado "exprimidor"; no podría contar las veces que he comprobado y requetecomprobado que, desgraciadamente, en la vida real el que gana es el malo. Pero no es tanto por la maldad, sino porque -normalmente- el malo es también el líder, el hombre poderoso (o al menos el que tiene el poder en la relación), el fuerte... Y eso sí que es atractivo para las mujeres. Incluso aunque sean de las que buscan hombres teóricamente débiles en plan complejo de madre: ahí el que tiene algo que la otra necesita para satisfacer su instinto es él, así que otra vez él es el "poderoso" de los dos aunque sea con una técnica inversa.

    En el caso de los hombres, y para no meterme en más rollos psicobiológicos, esto me recuerda el chiste:

    "Cuando tenía 14 años, esperaba algún día tener una novia.

    Cuando tuve 16 tuve una novia, pero no había pasión. Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada, con ganas de vivir.

    En la facultad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era una emergencia, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo y amenazaba con suicidarse. Entonces decidí que necesitaba una mujer estable.

    Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca la excitaba nada. La vida se hizo tan plomiza que decidí que necesitaba una mujer más emocionante.

    A los 28 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro. Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición.

    Cuando llegué a los 31, encontré una chica inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con todo lo que yo tenía.

    Ahora, a los 40, me gustan las mujeres con tetas grandes."

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