No compres una mascota: adóptala
Esta preciosidad se llama Yoda, y según me ha contado Loreto (muchas gracias) la recogió de la calle; gracias a su amor por los animales este pasó de llevar una vida a la intemperie, de sufrir penurias y agresiones, a la tranquilidad y felicidad de tener un hogar. Yo le contaba a Loreto que ahora mismo me he quedado sin gatos y sin posibilidad de tenerlos por el momento, pero a la más mínima oportunidad que se me aparezca ya tengo pensado qué hacer: llamaré a una sociedad protectora de animales que hay cerca de donde yo vivo y ofreceré mi casa como hogar de acogida temporal para tantos gatos como me sea posible alojar mientras encuentran una familia que les quiera.
Hacerte amigo de un animal es una experiencia que solo puede comprender quien la ha vivido. No me refiero simplemente a que tu familia tenga una mascota, sino a cuando llegas a sentir que es una parte de ti y el amor que les une a los dos es tan fuerte como el más fuerte que puedas experimentar por una persona. Es tan enriquecedor, el vínculo puede llegar a ser tan profundo y a aportarte tanto personalmente, que si tienes la suerte de llegar a ese nivel te cambia la vida. Claro, también tienes que tener muy claro que el precio a pagar es alto: tu amigo depende de ti como si fuera tu hijo, es tu responsabilidad y tienes que estar dispuesto a asumirla.
Hace algunos días estaba comentando con mi amigo Kamil las modas de razas de perros que se han ido sucediendo según épocas: cuando yo era niño recuerdo que lo más eran los pastores alemanes, luego vinieron los collie (de cuando la serie "Lassie"), los setter irlandeses, fox terrier por Tintin y Milú -yo tuve uno-, y después de varios más ahora el que está "in" y que uno ve por todas partes es el bulldog francés. Ni hace falta que mencione a la gente que tiene animales exóticos para hacer bonito... Cada uno sabrá lo que hace y no estoy juzgando a nadie, simplemente digo que un animal que te va a querer más que a nada en el mundo merece vivir con personas que le devuelvan ese cariño; y que alguien que elige a su mascota porque está de moda o porque "es guay" probablemente no será el mejor amo posible para ella.
Si alguno de ustedes se plantea compartir su vida con un animal y su prioridad es comprar uno que les parezca bonito, piénsenlo bien porque es posible que por egoísmo acaben haciendo que su amigo lleve una vida infeliz; son muchos años de responsabilidades y de hacer muchas cosas que a uno en ese momento no le apetecen, así que ténganlo muy claro o si no renuncien a la idea. Por otra parte, si realmente desean de verdad vivir esta maravillosa experiencia, ¿no les parece que en ese caso lo menos importante es que su mascota sea de la raza que les gusta o que sea "guay"? Las personas que realmente aman a los animales no les quieren porque sean figurines, sino por lo que hay más allá. Y las personas que realmente aman a los animales no dejan que unos sean sacrificados porque nadie quiere adoptarlos mientras uno compra el bicho de moda.
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Uiiis, ¡si es mi Yodi! (Y Loreto mi hermana :P)
ResponderEliminarLe pusimos Yoda porque cuando entró mi madre con ella en casa (le cabía entera en la palma de su mano, qué cosilla) le flipó el televisor de tal manera que se pasaba horas mirándolo y movía las orejas de un modo extraño, como el maestro Yoda...
Nuestras gatillas nos quieren a todos, por supuesto, pero también lo es que NECESITAN a mi madre. En casa hacemos broma con el hecho de que sí, la quieren, y mucho, pero a su favor tiene que, para ellas, es la señora que se acuesta temprano, la señora que las saca al recreo, la señora que les da de comer exquisiteces...
Esto es fundamental para entender mi relación con Yodi.
Yodi me quiere. Ya está. Sin necesitarme. Es un querer puro.
Cuando llamo a Yodi (Yooodi) siempre viene. Siempre. Un día intenté tener con ella una conversación seria para explicarle que no era un perro y, por tanto, debía ignorar mi llamada a no ser que le interesase por algún motivo. Puso cara de decepción y de "¿Qué me estás contando? Háztelo mirar". Así que es nuestro tema tabú. Sigue viniendo siempre que la llamo, por cierto.
Es más, Yodi me llama. Sí, sí. Ha desarrollado un maullido especial para mí. Cuando su maullido es algo tipo guiiigui, exactamente con el mismo tono que mi Yooodi, todos sabemos que me está llamando a mí. Porque quiere jugar al escondite, porque se ha subido a un sitio del que no sabe bajar, yo que sé. El tema es que tengo que ir. O no calla.
Por cierto, Yodi no sabe jugar al escondite. Se esconde siempre en el mismo sitio y cuando entro a la habitación "Dónde está Yooodi" es tanta la tensión que le entra que sale a ponerse panza arriba mientras dice ñiñiñiñi. :P
Yodi sube con mi madre cuando se va a la cama. Se asegura de que se queda bien instaladita. Espera a que apague la luz y, a escondidillas, se vuelve conmigo.
Yodi me avisa cuando no "funciona" la chimenea los días de frío. Se pone delante de ella. Seria. La mira. Me mira a mí. La vuelve a mirar. Vuelve a mirarme a mí. "Esto no funciona, arrégalo, ¿no?"
Yodi es, en definitiva, mi gata acosadora. Me persigue allá donde vaya. Sufre cada vez que me ducho "Sal de ahí, sal de ahí, ¿¿¿no ves que te estás mojando???". Y si un fin de semana se olvida de que no trabajo y estoy en casa y, por casualidad, pasa por delante de mi cuarto y me ve, joder, cómo grita. "¡¡¡Pero si estás aquí!!!"
Y, bueno, llevarás aburrido desde la segunda frase así que, a modo de resumen, ¡Yodi es una puta pasada!
Te creo todo lo que dices, porque sé cuánto se puede querer a un bicho y cuánto te puede querer él a ti... Por otra parte lo de Yoda no me extraña: todo el mundo sabe que "los gatos son los amos del universo" :-D
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