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Estos son presos rusos que trabajan haciendo ropa de bebés:








Alguna vez les he mencionado de pasada que para mí las multas son incompatibles con la democracia (porque por definición el castigo es más duro para el pobre que para el rico); lo que no les había contado es qué pienso yo en general sobre el delito y su castigo. En mi opinión las penas a los delincuentes deberían basarse en los trabajos forzados (en diferentes niveles): nada de tener a nadie gastando el dinero de nuestros impuestos comiendo caliente tres veces al día por rascarse la barriga, los presos tienen que ganarse el pan como hacemos todos los demás y si no cumplen tienen que sufrir consecuencias negativas como nos ocurre a todos los demás.

Los trabajos que los condenados deberían realizar, creo yo, tendrían que cumplir dos condiciones: 1) que se dedicaran a servicios para el Estado como obras públicas, servicios sociales, etc. (así beneficiarían a toda la sociedad y de paso no distorsionarían el mercado privado haciendo competencia desleal a otras empresas), y 2) que fueran tareas desagradables, duras, o en general de las que a nadie le gusta hacer (no se trata de empleados normales, son personas que cumplen castigos; y tampoco puede ser que haya delincuentes habituales que van a la cárcel como quien va de vacaciones porque encima tiene a la mitad de sus colegas en prisión).

Da igual quién seas o que tengas mucho dinero: si te saltas un semáforo vas a limpiarle los vómitos a los toxicómanos en un centro de desintoxicación un par de semanas, si reincides entras en la cárcel y además te pasas tus 40 horas a la semana llevando una carretilla como auxiliar de obra en la construcción de una carretera, y si sigues por ese camino o cometes algún crimen más grave a lo mejor acabas en un programa de ayuda al Tercer Mundo a 3000 kilómetros de tu país en algún país africano poniendo bloques en la construcción de un hospital. Nadie te va a negar la comida y la asistencia sanitaria; pero si quieres ver la tele, leer una revista o un libro, hacer algún curso o estudiar en tu tiempo libre, tener alguna posesión que no sea tu ropa (fotos, por ejemplo), salir de tu celda a estirar las piernas o jugar al baloncesto con los otros presos, o simplemente disfrutar de un rato al sol en el patio, te tendrás que ganar esos privilegios con un trabajo honrado y conducta intachable. Y cuando salgas, y hayas cumplido con todos y cada uno de los días de pena que te impuso el juez, podrás mirar a todo el mundo con la cabeza alta porque entonces sí que habrás pagado tu deuda con la sociedad.

2 comentarios:

  1. Qué pena me da ver una entrada tan genial como ésta y ver que no tiene comentarios.

    Me ha parecido revelador tu post, de principio a fin, y desde ahora mismo comulgo con todo lo que has dicho.

    Sigue así.

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  2. Muchas gracias Samuel (por cierto, genial tu foto); no sé por qué los miembros de nuestra comunidad no son mucho de comentar en público, aunque luego sí me escriben por email -en muchos casos para ponerme a parir, hahaha-.

    De todos los signos de decadencia de nuestra sociedad para mí uno de los más evidentes es el buenrrollismo: parece como si todo el mundo se subiera al carro de ser más superguay que el de al lado, y me da la impresión como de que los que piensan diferente a la corriente general tuvieran miedo de expresar lo que piensan libremente. La presión de la corriente es muy fuerte...

    Por cierto, he estado echando un vistazo a tus blogs y tengo que felicitarte porque me han parecido muy interesantes... Especialmente me gusta "todo lo que siempre quiso postear y nunca se atrevió a escribir", aprovecho para recomendar a los lectores que se hayan detenido en estos comentarios para que echen un vistazo que verán que hay material del bueno :-D

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