Confraternizando con los vecinos


La foto no ha salido bien y menos habiendo tenido que reducirla para subirla al blog, pero más o menos se ve... Los dos más cerca son los gatos de los vecinos -he tenido que ponerme una red en la ventana porque se me colaban en casa a todas horas y me tenían el apartamento lleno de pelos-, y desde hace un par de días el negro de arriba a la derecha está todo el rato con ellos ahí mirándose los tres unos a otros sin hacer nada más. Les he traído un tentempié para alegrarles la mañana y ahora mismo veo unas manchas oscuras por la rendija bajo la puerta, lo que me dice que probablemente estén esperando que vuelva a salir con el postre...

2 comentarios:

  1. Pues como mantenga usted la oferta... todo puede ser... me temo que "le adoptarán" y le nombrarán Proveedor Real de tentempié.
    Usted ya sabe que son muy independientes, que no se atan a nadie, es mas, esperan a que uno se ate a ellos. Si deja de ofrecerles el aperitivo ellos se olvidaran y dejaran de esperarlo con el tiempo, pero usted puede que eche de menos que se acerquen a su puerta.
    Antes de vivir con mi Minino, de eso hace ya doce años, y trabajando como cocinera en una cafeteria, conocí a una callejera. Andurreaba por la trasera y vivía en un edificio abandonado que había cerca. La veía tan canija y depeluznada que empecé a dejarle, al terminar el trabajo, algunas sobras en un rincón. Al principio tenía que quitarlo a la mañana siguiente, pero empezó a desaparecer poco a poco. Cualquier gato podría haberlo hecho pero al cabo de unos dias empecé a verla en la acera de enfrente esperando por la noche. Más tarde se atrevió a esperar alli donde acostumbraba a dejarle la comida. En unos meses se la podía ver recostada en pleno día en el mismo sitio. Me decían "la tienes como una reina" y ese fue el nombre que le pusimos, Reina y todo el barrio la conocía hasta el punto que si ella aparecia y se sentaba en la puerta de la cafetería ya sabía el personal que yo no tardaría mucho en llegar. Incluso le conocí dos camadas que ella misma se preocupó de presentarme.
    Un día la eché en falta. La llamé y no apareció, y era cosa que solía hacer estuviera donde estuviera. El personal me miraba con cara rara y pensé que me tomaban por loca viendo mi preocupación y como salía a la trasera cada dos por tres. Hasta que uno de los camareros se me acercó y me dijo que no la esperara mas, que el mismo la habia recogido de la calle cuando llegó a abrir para que yo no la viera. La había atropellado un coche durante la noche.
    Lloré como si me hubieran arrancado un trozo de carne. Aún, cuando la recuerdo y la echo de menos.
    Quizás por eso cuando mi hijo apareció con Minino, con apenas un mes... lo había encontrado en una cuneta junto a su madre atropellada... no puede resistirme y a pesar de que intenté que la protectora de animales se lo quedara me alegré en el fondo de que no lo hiciese.
    Llevo doce años viviendo con él. He tenido que dejar de hacer muchas cosas porque no podía levarlo conmigo y miedo me da pensar en el día en que muera, que con doce años ya no tardará mucho.
    Tenga cuidado señor Mandelrot... enganchan.

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  2. Entiendo perfectamente la experiencia que cuentas, porque yo también he vivido muertes de seres queridos (humanos y animales) y por supuesto es algo devastador.

    Por otra parte yo ya tengo unos añitos, y la experiencia me ha hecho superar lo de sentirme comprometido con los demás por el hecho de que ellos vinculen su vida a la mía (de hecho publiqué hace años un post sobre el tema); antes sí me pasaba, pero ahora doy lo que quiero dar siendo perfectamente consciente de es un privilegio que le concedo a los demás y que en cualquier momento tengo todo el derecho del mundo a cortarlo. Y lo hago sin ningún remordimiento, te lo aseguro, con quien sea y cuando sea: mi amor es libre.

    De todas formas esta pandilla tiene el estómago ya bien cubierto porque no son gatos callejeros, viven con una familia que tengo en el apartamento de al lado y donde yo vivo está lleno de extranjeros que tratan a los animales con muchísimo cariño; si yo les corto el grifo aparecerá otro esclavo que les alimente...

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