Este es un blog curioso, en el sentido de que en prácticamente todas las páginas que conozco los lectores participan mucho públicamente dejando comentarios e incluso hablando entre ellos. Aquí todo el mundo prefiere escribirme en privado para comentar lo que les apetece (cosa que yo agradezco mucho, lo digo como cosa buena), que como le decía a María hace unos días suele ser o bien contarme algo sobre "Lo que nadie te dice" o bien quejarse de El Lado Malo pero sobre todo ponerme a caer de un burro cada vez que se me ocurre escribir algo de opinión. Hoy toca un post del último tipo, ya me imagino la que me va a caer mañana...
Pues bien, a cuenta de la entrada del otro día con el vídeo de los huevos y mi anécdota sobre parejas me escribió Mónica y me recordó esta curiosidad que le prometí contarle en abierto compartiéndola así con ustedes también.
¿Cómo hervir a una rana? Bien, no puedes simplemente calentar agua y meter a la rana en el agua caliente porque el bicho saltará inmediatamente del cazo. El truco está en meter a la rana en agua fría primero, y entonces poner el cazo a calentar: como el aumento de temperatura es progresivo la rana no notará que el calor va subiendo poco a poco hasta que acabe muriendo.
(Nota innecesaria: los que se dedican a barbaridades crueles como esta con los animales, incluyo no solo a las ranas sino a caracoles, langostas u otros a los que también se suele hervir vivos, si fuera por mí los herviría a ellos exactamente igual a ver qué les parece).
¿Y qué tiene esto que ver con lo del tema de las parejas? Hablaba con Mónica de que la gran mayoría de mujeres están mucho más satisfechas con el hecho de tener una pareja que los hombres (no digo "con la persona con la que están", sino con la idea de tener a alguien y formar una familia). Si tú cuando conoces a un chico en la discoteca le dices el primer día que van a casarse, tener dos niños, trabajar toda su vida esclavizado en un puesto que quizá no le guste aguantando a un jefe que no le guste o clientes que seguro odiará para pagar hipoteca, ropa, colegios y demás gastos familiares; los domingos irán a comer a casa de tus padres y después de trabajar en lugar de llegar a casa y pasarse la noche tirado en el sofá jugando a videojuegos tendrá que ponerse a a hacer los deberes con sus hijos o el sábado no podrá irse de cervezas con sus amigotes porque el pequeño tiene fiebre y la mayor tiene la obra de fin de curso en el colegio... Si metes directamente a tu rana-hombre en agua caliente la rana saltará lo más lejos que pueda huyendo despavorida; pero los hombres tenemos poca visión a largo plazo, si la chica tiene buenas tetas o simplemente vemos la oportunidad de echarnos un revolcón picamos en anzuelo metiéndonos en el agua fría sin pararnos ni por un segundo a pensar en que tarde o temprano, sea con esta mujer o con otra, acabaremos hervidos. Y un día, disfrutando de nuestra familia y pagando hipoteca y yendo a comer los domingos a casa de nuestros suegros, le haremos un comentario a nuestro amigo soltero diciéndole "qué suerte tienes, cabronazo".
Por eso jamás una mujer me ha hecho un comentario así, y casi todos los hombres con los que he tenido una recomendación de confianza sí me lo han dicho una o muchas veces, solo este detalle es un hecho incontestable y totalmente elocuente; y por eso, cuando yo hice el comentario en tono bromista el otro día en la reunión de trabajo que les comenté con el vídeo de los huevos, el hombre que estaba allí se echó una carcajada y no la mujer. El mundo es así y a mí me parece bien, simplemente chicas la próxima vez que un hombre se quede embelesado mirándoles el escote en lugar de pensar con desprecio "los hombres, siempre pensando en lo mismo" díganse más bien "ay, rana, qué fácil te metes tú solo en el agua..."