Vivir con medio cerebro

Ya saben que estos días estoy de nuevo en Gran Canaria, aún esperando para poder empezar a organizar mi nueva vida y ocupado con asuntos personales (a partir de la próxima semana espero empezar ya regularmente con mi trabajo diario en el blog). También saben que un montón de veces he intentado dedicarme a mi viejo sueño de aprender a dibujar y siempre ha pasado algo que me ha impedido cumplirlo, y lo que les añado hoy es que como estos días me estoy encontrando con ratos sueltos de inactividad forzosa los he estado aprovechando para empezar un libro que se llama "Aprender a dibujar. Un método garantizado" de una autora llamada Betty Edwards. Por cierto, aunque parezca que esta entrada va sobre dibujo, como avanza el título ya verán que es solo una excusa que me sirve de introducción al tema real del post que es más profundo.

Todos los métodos de dibujo que he visto hasta ahora se basan en la técnica: practicar líneas así, poner un cuadro allá, las proporciones nosequé, las perspectivas nosecuánto... Este libro me ha llamado la atención porque parte de algo completamente distinto y más básico: ¿por qué hay gente que dibuja bien de manera natural y otros tan mal? La autora lo explica por el funcionamiento de nuestro cerebro: las tareas que realiza están divididas entre los dos hemisferios (el izquierdo se encarga del lenguaje, la lógica, la sistematización, etc, y el derecho es el de la visión espacial, la creatividad visual y demás). Según ella lo que diferencia a los "dibujantes natos" de los que no lo somos es que ellos son capaces de hacer funcionar su "cerebro derecho" para procesar la información de la manera adecuada para tener en la cabeza correctamente la imagen que luego nos encargaremos de trasladar al lápiz.

La cosa tiene lógica: si yo soy capaz de escribir o realizar con mis manos actividades de precisión (enhebrar una aguja o cosas así) pero cuando me pongo a dibujar lo que me sale es un churro, el problema no puede estar simplemente en mi mano... Tiene que estar en otro sitio que debe ser el cerebro, sea donde sea ahí dentro debe haber un "atasco" en el camino que va entre la idea teórica abstracta de "voy a dibujar tal cosa" y los impulsos eléctricos que salen por los nervios hacia mis dedos.

De todas formas, aunque me pareció interesante y por eso seguí leyendo, no me acabé de creer la teoría de la autora hasta que llegó el momento de hacer el primer ejercicio. En este punto aún no he aprendido nada (no han empezado las lecciones como tales, esta primera parte es solo la explicación de cómo funciona la cosa para que entiendas de qué va el libro) y esto es simplemente un test para ver cómo estás antes de empezar. El ejercicio tiene cuatro partes, a continuación les muestro cómo lo he hecho yo: primero hay que dibujar una persona en general y una cara en general...


... Y después tienes que mirar tu propia mano y una silla que tengas cerca, y dibujarlas:


Yo hice los cuatro dibujos seguidos sin pararme a pensar, pero cuando terminé y los vi todos juntos me quedé estupefacto. ¿Ven la diferencia entre los dos primeros y los dos segundos? Los dos que se basaban en ideas parecen hechos por un niño pequeño, y los que partían de algo que estaba mirando directamente y copiando son mucho mejores y tienen perspectiva, luz y proporciones no buenas pero menos malas que los otros. Después de lo que había leído en el libro y estudiando lo que yo mismo acababa de hacer llegué a una conclusión aplastante: por supuesto no tengo ni técnica ni destreza porque nunca he podido aprender y trabajarlas, pero la diferencia entre estas dos parejas de dibujos hace evidente que no es que no sepa dibujar... Lo que no sé es imaginar.

Desde este momento he estado pensando sobre ello y recordando anécdotas del pasado, y me he dado cuenta de que mi mente funciona totalmente desequilibrada: todo lo que tiene que ver con la lógica, las matemáticas, el lenguaje, los idiomas, el análisis de las cosas, la organización y el orden se me dan de miedo (les podría poner un millón de ejemplos alucinantes que me han sorprendido hasta a mí); pero las actividades menos estructuradas y más creativas, como por ejemplo formar una imagen nítida en mi cabeza sobre algo que tengo que inventar pero no existe físicamente, me resulta poco menos que imposible. El siguiente ejercicio del libro es imaginar unas letras con unas determinadas características (color, tamaño), y me he dado cuenta de que algo tan simple como eso no solo es que no me sale y estoy atascado ahí, sino que ayer cuando estuve un rato intentándolo acabé después de veinte minutos con dolor de cabeza. Cuando abandoné desesperado y agotado mentalmente me salió un comentario en voz alta: "manda huevos, descubrir a los 40 que eres mitad retrasado mental".

Esto tiene su parte curiosa, porque suena llamativo que un tipo que ha escrito un montón de historias de ficción entre libros, guiones de cine, cómic, radio, teatro y publicidad tenga que admitir que no tiene imaginación; pero si se fijan contar una historia es un proceso abstracto y estructurado, un principio-medio-final, y justamente lo mejor que tienen mis creaciones narrativas es que son lógicamente muy sólidas. Siempre he dicho -y nadie me cree- que yo sé contar aventuras entretenidas y posiblemente atractivas pero que no tienen "alma" artística: tomo una premisa de partida y aplico unas reglas narrativas que funcionan bien y el resultado se sostiene sin problemas, pero nada más. Ahora pienso que lo que me falta es esa chispa mágica "cerebroderecha", ese toque caótico pero también genial que tienen otros quizá porque ellos sí han sabido hacer trabajar su otra mitad neuronal. ¿Es este un análisis demasiado frío de lo que es el fenómeno del genio creativo? Quizá, pero ahora saben por qué lo racionalizo así.

En fin, en este momento veo claro que antes de ponerme a hacer cosas concretas creativas (como dibujar) debería trabajar mi carencia mental para aprovechar después mucho mejor el aprendizaje artístico. Todavía estoy en la primera parte de este libro y no sé si me va a ayudar en las dos cosas (de todas formas cuando lo acabe buscaré otros libros o recursos que me ayuden en mi nuevo desarrollo), pero al menos he aprendido algo muy importante sobre mí mismo y ya tengo un "orden lógico" que seguir...