¿Es realmente la persona adecuada para mí?

Ayer mismo tuve una conversación con N, que (como sabe que yo le voy a decir la verdad sin endulzar) me pedía opinión para interpretar la manera de actuar de su pareja. No doy detalles sobre N porque esta misma conversación punto por punto la he tenido un millón de veces con un millón de personas de todo tipo: hombres, mujeres, jóvenes, mayores, fuertes, débiles, listos y tontos; y no quiero encasillar el ejemplo, así que imagínense que N puede ser cualquiera (quizá ustedes mismos si es que se sienten identificados).

El problema concreto de N no es lo que nos ocupa hoy: me preguntaba por la persona con la que estaba teniendo una relación porque no podía comprender sus actos ni las cosas que le había dicho, y no sabía qué pensar o hacer. Yo le di mi opinión sobre su caso específico (que era lo que en realidad N ya sabía, pero no quería admitirlo) y luego la conversación siguió por el mismo camino que siempre y que en resumen viene a ser así:

- Mira, independientemente de lo que te esté pasando ahora mismo yo creo que te estás olvidando de la pregunta fundamental.
- ¿Cuál es?
- La pregunta es: "¿esta persona está siendo capaz de hacerme sentir feliz, bien, seguro, tranquilo? Es decir, ¿estoy disfrutando de la relación que tengo ahora mismo con ella?".
- No, ahora no estoy siendo feliz. Eso está claro.
- Bien, pues piensa en cuáles son tus requisitos mínimos para tener una pareja. ¿Uno de esos requisitos es que seas feliz, estés bien, seguro y tranquilo?
- Sí, claro. No es lo único que le pido a una pareja, claro, pero eso es lo mínimo.
- Y uno quiere a alguien con quien pueda relajarse y disfrutar de la vida juntos, ¿no?
- Claro.
- Y aunque siempre se presenten problemas, lógicamente, porque siempre hay baches, que básicamente sea una relación constructiva y que te aporte cosas que te hagan crecer y sentir mejor.
- Sí.
- Y me acabas de contar que desde hace tiempo esta persona te está haciendo sentir inseguro, ni te sientes bien contigo mismo ni te sientes bien con ella.
- No, es que lo que un día me da al siguiente me lo quita; no tengo las cosas claras, nunca sé lo que puedo esperar, la situación me vuelve loco.
- Vale, pero olvídate ahora de las circunstancias concretas. Por las razones que sean ¿esta persona te da las cosas que tú quieres?
- No.
- O sea, me estás diciendo que ahora esta persona no cumple ni siquiera tu estandar mínimo para ser tu pareja.

...

- No. Tiene cosas buenísimas y siento algo por ella, pero está claro que lo que yo necesito en esta relación no lo encuentro.
- Es decir, que por muchas cualidades que tenga no tiene las que necesitas tú.
- No.
- Pues yo creo que está claro.
- Sí.

- La primera parte del problema ya está aclarada. Ahora vamos a la segunda.
- ¿Y es?
- Cuando una persona, que te podrá gustar más o menos o la podrás querer más o menos, pero el caso es que ni siquiera es lo suficientemente buena para llegar a tu estándar mínimo, tienes dos opciones: o le das una patada en el culo porque no llega a donde tú tienes el listón (aunque en otras cosas sea maravillosa), o bajas el listón. No hay más.

...

- ¿Cuál va a ser tu solución? Eso es lo que tienes que decidir.
- También podemos hablar y solucionarlo.
- ¿Nunca han hablado? ¿Nunca le has dicho que esto no es lo que quieres?
- Bueno, más o menos. Es que con esta persona hablar las cosas claras no es fácil. ¡Todo es tan complicado...!
- Te estás respondiendo tú solo. Si dos personas tienen un problema y pueden hablarlo y solucionarlo, lo hablan ya y lo solucionan ya: esa es la manera de tener una relación constructiva y no destructiva. Si eso es posible en esta relación deberías haberlo hecho ya y si no hacerlo ahora mismo. Si no, volvemos a la segunda parte del problema. O bajas el listón o te mantienes con lo que quieres y sacas de tu vida a quien no es capaz de dártelo.
- Ya, ya lo sé. En realidad lo que me pasa no es que no sepa lo que debería hacer, es que no es fácil.

...

- La clave de todo esto es que es muy difícil aceptar que a veces en situaciones que son malas no hay soluciones buenas. Mientras no seas capaz de decirte "esto es una mierda, pero es lo que debo hacer y no me va a quedar más remedio que tragarme las consecuencias" vas a actuar de manera inmadura y nunca podrás hacer lo que crees que es lo correcto porque no serás capaz. Esto es como si tienes una muela picada: un niño evitará ir al dentista y hará como que no está ahí mientras la caries va creciendo, pero una persona madura sabrá que por mucho que le disguste no le va a quedar más remedio que pedir la cita y mejor hoy que mañana. La madurez consiste justamente en ser capaz de hacer cosas difíciles porque es lo correcto: no es lo que te gustaría, no es lo que hubieras deseado, pero sabes que tienes que hacerlo y lo haces. Tú debes decidir qué hacer con tu vida y con tu relación, pero yo creo que aquí el problema no es que no sepas lo que está pasando y lo que quieres; si en el fondo eres sincero contigo mismo lo sabes perfectamente, lo que pasa es que no tienes el nivel de madurez suficiente para tomar las decisiones (malas) que sean y aceptar sus consecuencias. Para salir de esto no va a quedarte otro remedio que subir un escalón de madurez y ponerte al nivel que hace falta para solucionar esto y seguir adelante con tu vida. Haz lo que tengas que hacer y toma tu decisión sea la que sea, nadie puede hacerlo por ti.

Ayer tuvimos la conversación N y yo y esta mañana me ha escrito para decirme que ya ha tomado su decisión y ha actuado en consecuencia. Le he preguntado lo más importante que es la clave de todo esto: "¿sientes que has hecho lo correcto? ¿Te sientes en paz por dentro?", y me ha respondido que claramente sí: "a pasarlo mal una temporada y luego a seguir adelante". Por muy duras que sean algunas situaciones, todo es un poquito más fácil cuando sabes que vas a favor de tu corriente interior.

Actualización: todo lo anterior se resume perfectamente en esto que acabo de leer:

¿Cómo saber si se ha acabado? Quizá cuando estás más enamorado de tus recuerdos que de la persona que ahora mismo tienes ante ti.