Esto me ha recordado directamente una anécdota de hace años. Estaba con un amigo en un concierto (al que me invitó él) y llegados a un momento durante el espectáculo se giró hacia mí y me dijo: "escuchar la perfección de esta música me parece la mayor demostración de la existencia de Dios". La respuesta que me saltó instantáneamente en la cabeza fue: "¿de qué dios, del tuyo o de cualquiera de los dioses de la música que han existido desde mucho antes?"; pero bueno, ya que estaba allí de regalo me pareció de mala educación aplastar su absurdo comentario tan directamente así que sonreí y seguí disfrutando de la música. Divina, por cierto.
(La Pulga Snob, un editorial en cada viñeta)
