Muertos de primera y muertos de segunda

Debo confesarles que a mí todo esto del aniversario de la bomba atómica en Hiroshima me molesta muchísimo. No porque no sea cierto que fue una barbaridad y un desastre humano, eso nadie lo discute, sino por la otra fecha que nadie quiere recordar: el 13 de diciembre de 1937. ¿Qué pasó ese día? Se lo cuento y juzguen ustedes mismos.

Unos años antes de la salvajada de Hiroshima, cuando los japoneses entraron en la guerra (ojo, no porque les atacara nadie sino porque quisieron ellos: su plan era extender el imperio japonés hasta dominar todo el sudeste asiático, y de hecho casi lo consiguieron), estos chicos tan buenos y tan monos que ahora nos dan tanta pena se dedicaron a masacrar y a esclavizar a sus vecinos en una guerra brutal de conquista en la que por supuesto ni respetaban los derechos humanos ni nada que se le parezca. Asesinatos en masa, mutilaciones, torturas, violaciones y muchas más cosas, en muchísimos casos delante de los ojos de las propias familias. Debe ser un espectáculo horrible ver tu ciudad arrasada por una bomba nuclear; casi tan malo como ver que violan a tu madre y a tu hermana, les cortan los brazos en las piernas, luego arrastran a tu padre y lo matan a palos, y luego te matan a ti a golpes o a latigazos. Por cierto, en algunos casos si recurrían a esto era porque querían ahorrar balas y por eso cuando llegaba la hora de matar preferían los machetes y los palos. Cómo serían de bestias que ¡hasta Hitler tuvo que mandar mediadores para pedirles que se cortaran un poco! Hay que ser muy salvaje para que el jefe de los nazis que matan a 6 millones de judíos tenga que venir a llamar a tu puerta para decirte "oye, tío, te estás pasando"...

Bueno, pues estas hermanitas de la caridad el 13 de diciembre de 1937 en su avance imperial por China llegaron a Nanking, que era una ciudad sin nada especialmente destacable que había por allí. Por circunstancias del devenir de la guerra que ahora no vienen al caso los japoneses decidieron arrasar el lugar, y después de haberlo asediado y destrozado con sus bombarderos llegó la captura. Lo primero que hicieron fue cargarse a unos cuantas decenas de miles de soldados chinos que aún quedaban a tiros o bayonetazos para ahorrar munición, miren este ejemplo para que se hagan una idea de lo que estamos hablando:


(Texto sacado de aquí, donde se explica con mucho -y desagradable- detalle
lo que fue la matanza de Nanking)

Ya empezamos a ver la otra cara de la historia, ¿verdad? Pues esperen que ahora viene lo bueno, porque cuando acabaron con los soldados fue cuando estos chicos tan monos decidieron empezar con la población civil.

Lo primero que hicieron fue divertirse disparando al azar contra los ciudadanos inocentes (a veces con ametralladoras), lo que dejó toda la ciudad salpicada de cadáveres: hombres, mujeres, niños, viejos y todo lo que se moviera. Después de este calentamiento siguió una violación masiva de entre 1000 y 2000 mujeres y niñas, por supuesto matando a todo el que se atreviera a protestar. Siguieron quemando las casas, violando a las mujeres y niñas, torturando y matando a los hombres y niños, y con los bebés hicieron una especie de juego de "pincha el globo" que consistía en tirarlos al aire a ver quién los atravesaba con la bayoneta. Otro entretenimiento frecuente fue obligar a los niños a acostarse con sus madres y a los hombres a acostarse con sus hijas. En fin, yo creo que con todo lo que les estoy contando no hace falta que siga.

Se supone que en Hiroshima murieron por la bomba unas 160.000 personas, hay fuentes que estiran la cifra hasta 200.000. En Nanking el número se mueve entre los 260.000 y 350.000, y por lo que les he contado en el párrafo anterior estarán de acuerdo conmigo en que si morirse de un bombazo es malo morirse viendo lo que le pasa a tu familia y luego te hacen a ti es incluso peor.

Ahora díganme: en todas partes estos días estamos viendo homenajes, fotos, vídeos y testimonios tristes y lacrimógenos sobre los pobres japoneses que sufrieron la bomba de Hiroshima (muy bien, pero entonces todos los muertos se merecen el mismo rasero). ¿Cuántos de ustedes recuerdan haber leído algo el pasado 13 de diciembre conmemorando la gran masacre de Nanking -entre otras que hicieron los japoneses-? ¿Cuántos de ustedes creen que el próximo día 13 de diciembre esos mismos medios dedicarán el mismo espacio, o siquiera una sola línea, a conmemorar a los muertos chinos? Nah, a esos que les den. Total, los borregos se limitan a consumir el pasto que les echen.