Vuelta al mundo real

Hoy vuelvo a mi maravillosamente aburrida vida rutinaria y mañana ya estaré de nuevo en marcha con todo el equipo, y mientras tanto y para contestar a todo el mundo de una sola vez aprovecho para hacerles un resumen de cómo fue mi experiencia en el conciertazo en Barcelona que tiene su miga.

Como mi amigo Alex (al que nunca podré agradecerle lo suficiente todo esto) es un flipao fan acérrimo de Mark Knopfler, y al fin y al cabo estábamos allí por él, decidimos irnos a la puerta con mucha antelación para conseguir los mejores sitios. Así que llegamos tres horas y media antes... Para encontrarnos con que ya teníamos delante a unas 1000 personas que habían pensado lo mismo que nosotros y se nos habían adelantado. Según nos enteramos después había gente allí plantada desde la mañana, nosotros nos pasamos en total algo más de 6 horas y media de pie y volvimos con las piernas como chicle así que a los que hicieron semejante sacrificio les concedo que se ganaron de sobra la primera fila.

El sitio era muy pequeño (para los que lo conozcan, la plaza del Pueblo Español) y se habían vendido 5500 entradas que era el tope de lo que podía albergar:


En el momento en que saqué esta foto aún quedaba mucho y no se había llenado ni de lejos, pero ya ven el ambientazo. Además otro detalle (que Alex ya me había dicho) es que si se fijan el público era bastante viejo maduro, había también gente joven y hasta niños pero en general lo que había allí era 1) la gente que ya seguía a Knopfler en sus años mozos y 2) la gente que podía pagar los 80 eurazos que costaba la entrada. Muchos venidos de distintas regiones españolas y varios países extranjeros solo para esto, como habíamos hecho nosotros.

Fíjense un momentito en las nubes que se ven en el cielo. El día había sido caluroso y soleado, pero tuvimos la puñetera casualidad de que el tiempo cambió de repente y justo cuando estábamos enlatados en la plaza esperando nos cayeron más de dos horas de lluvia a ratos torrencial, y como nadie quería moverse (habíamos conseguido un sitio buenísimo) nos empapamos como si hubiéramos estado debajo de una ducha y yo ya estaba imaginando que me volvería a casa con una pulmonía. El palo de agua fue tan grande que hubo desperfectos en el escenario y el concierto se retrasó 40 minutos mientras los técnicos hacían lo posible por salvar el equipo de las chorreras que caían por las roturas de la carpa que lo protegía.

Un detalle gracioso: justo al lado teníamos a un grupo de quinceañeros. Mientras estábamos esperando y los técnicos se esforzaban por dejarlo todo preparado apareció en el escenario el que supongo que sería el manager, un viejo gordo y pellejoso (y con pinta de amante del alcohol, quizá demasiado) con una pinta bastante lamentable. Una de las chicas pensó que era Mark Knopfler y se puso a berrear toda enralada, y entre otras tonterías gritó estas palabras: "¡qué guapo es!". En un momentito ya se enteraron de que el abuelete no era "el" abuelete, volvieron a la calma y yo aproveché para preguntar: "¿quién había dicho que era guapo?". Los otros señalaron riendo a la pobre chica... Luego más tarde cada vez que aparecía algún otro viejo gordo yo gritaba "qué guapo es", simplemente por pura maldad. ¡Muhahaha! En fin, parece que (para algunas personas) igual que la diferencia entre ser Cenicienta y ser una princesa es el encantamiento de un hada, la diferencia entre ser un vejete borrachín asqueroso y ser un "madurito atractivo" es la magia de ser multimillonario y una estrella de la música mundial.

Bueno, por fin después de esta y muchas otras anécdotas llegamos con atraso al inicio del concierto: estábamos empapados, agotados, impacientes y expectantes, pero hay que decir que el espectáculo estuvo más que sobradamente a la altura:


En la foto no se puede apreciar la distancia, pero tuvimos la suerte de dar con un sitio muy bueno y teníamos a MK a unos 8-10 metros (para alegría de Alex). Hubo muchas cosas que me llamaron la atención, empezando por que aunque yo me esperaba que el concierto fuera un poco soporífero (el tipo venía teóricamente a presentar su último disco, que a mí me parece un peñazo) nos sorprendió a todos ofreciéndonos un recorrido por sus superéxitos clásicos y solo metió una o dos canciones de las nuevas. Yo lo achaco a que en alguna gira anterior hizo lo contrario y hubo comentarios muy negativos (si vas a un concierto de una estrella del rock que ha pasado ya a la historia de la música moderna vas sobre todo a escuchar los temas que todo el mundo adora, y que son los que justamente le han convertido en inmortal), y además se notaba que al tipo le gusta mucho Barcelona con lo que quizá eso influyó para que nos hiciera el regalo. En cualquier caso, tremendo todo.

Los músicos también merecen un parrafo: ¡qué nivelazo! Todos eran supermáquinas de primer nivel mundial (claro, ¿quién si no un tipo así puede reunir a semejante banda para acompañarle?), así que no solo la música era buena sino que el directo en sí, en lo que es calidad de la interpretación, es lo máximo que hoy por hoy se puede escuchar. Había por ejemplo un tío que tocaba 21 instrumentos (casi todos tocaban varios e iban cambiando según el tema), lo que ya te da una idea de que estos tipos son frikis de la música y no hacen otra cosa en su vida.

Knopfler cambiaba constantamente de guitarras (a veces en medio de la canción que estaba tocando) y Alex sacó una foto de la que a mí más me gustó, una preciosidad azul que lamentablemente no se ve bien en la imagen:



(Este sí que es un "madurito guapo")

En general fue una tarde-noche bastante dura en cuanto a las condiciones y al sufrimiento que pasamos, pero valió totalmente la pena.


Las vacaciones en conjunto fueron sin duda las mejores de mi vida: desde la llegada y un superconciertazo de blues de una banda local que nos encontramos sin esperarlo, hasta la vuelta en Lanzarote en el apartamento de Alex con el gato de los vecinos que vino a hacernos una visita y se dejó mimar todo lo que quise, pasando por anécdotas (algunas disparatadas) de todo tipo: en el centro oficial del Tíbet en Barcelona, en la Apple Store, caminando por la ciudad, en los aeropuertos... Y lo mejor de todo es que solo han sido un par de días, para mí los viajes cuanto más cortos mejor. Mañana volvemos al trabajo...