Las tres reglas para ser buen profesor

El minicurso para aprender a hacer webs me está dando muchas satisfacciones: aparte del placer personal de simplemente hacerlo y de los resultados de personas que habiendo empezado desde cero ya están consiguiendo hacer sus primeras páginas -tan buenas que me sorprenden hasta a mí-, me ha alegrado recibir tantos comentarios de gente que resalta especialmente que les parece que tengo una manera muy buena de explicar las cosas.

A mí en parte esto me sorprende, porque explicar bien me parece tan fácil que lo que no entiendo es cómo hay gente que lo hace mal. En estos días he completado un curso fantástico de iniciación a Meteor que está explicado per-fec-to (siguiendo las tres reglas a rajatabla, por eso todo el mundo lo recomienda), y a la vez estoy haciendo otro de introducción a la programación en Android (hecho por profesores universitarios españoles) que está tan mal explicado que me hace entender por qué el nivel de nuestras universidades es tan penoso. Pero la comparación entre la calidad didáctica de los dos me ha animado a escribir este post con las tres reglas de oro para dar una buena explicación:

1) La información debe estar autocontenida. Una vez que se fija un requisito de nivel básico de partida todo lo demás tiene que explicarse bien dentro del curso. No puedes estar explicando y hacer referencia a cosas que los alumnos no tienen por qué saber sin dejarlas bien claras tú, ni puedes ponerles a perder el tiempo en ponerse a buscar detalles que no son el objetivo del curso robándole tiempo a lo que realmente han venido a aprender. Cada minuto que un alumno tenga que estar buscando en Google información accesoria que necesita para entenderte es un minuto menos que podría dedicar a reforzar conocimientos que sí son esenciales y que le harían ser mejor en lo que realmente le interesa; un profesor que obliga a los estudiantes a hacer su trabajo es un mal profesor.

2) La información debe ser progresiva. No puedes empezar a construir nada si el paso anterior no está consolidado: si te voy a explicar algo primero tengo que asegurarme de que todos los elementos que vamos a manejar estén bien explicados (sea por el nivel básico requerido de inicio o porque te lo he explicado bien yo) y que la información está fijada en tu cabeza lo suficientemente bien para que puedas trabajar con ella con cierta soltura. Esta moda de poner a los alumnos a practicar cosas a lo loco sin entender de verdad lo que están haciendo con la esperanza de que en algún momento futuro les vendrá la "iluminación" solo sirve para perder tiempo y eficiencia, y tener alumnos que dependen de otros para todo (de los que sí estudiaron bien) porque ellos por sí mismos no saben nada y constantemente necesitan preguntar cosas básicas al profesor o a Internet.

3) La información debe ser repetida para que pueda consolidarse. Solo un mal profesor da un dato por sabido porque en algún momento pasado ya lo mencionó (entre otros mil): cuando vuelvas a hacer referencia a él tienes que recordar de qué estás hablando como si fuera la primera vez, solo cuando estés seguro de que está suficientemente explicado puedes continuar con lo nuevo, y aún así debes tener claro que si en algún momento necesitas volver a mencionarlo probablemente necesitarás repetir algunas aclaraciones para que el alumno no se pierda. Tu trabajo es invertir un minuto de refrescar conocimientos, para que él no tenga que malgastar una hora haciendo un esfuerzo ineficiente de búsqueda en solitario y asimilación por su cuenta de la información mientras ha perdido el ritmo de tu explicación.

El objetivo de la transmisión de conocimientos no es que inflar el ego del que los explica, sino que el que recibe la información lo haga lo más eficientemente posible, lo más rápidamente posible y con los mínimos obstáculos posibles. El tiempo y los recursos son limitados; por eso hay que tener un orden de prioridades y lo fundamental es que el alumno reciba bien las bases que necesita, pueda trabajar con ellas y (una vez que ya estén consolidadas) que pueda seguir avanzando o ampliando la información por su cuenta con o sin ayuda. Para explicar bien hace falta tener empatía, planificar bien y esforzarse: el alumno es un especialista que debe concentrarse en lo fundamental, el profesor es su asistente que se ocupa del trabajo accesorio y le prepara todas las herramientas que va a necesitar para ir suministrándoselas por orden a medida que las vaya necesitando. Así de fácil.