El mundo está hecho de lana


(Vía Eatliver)

Hace ya tiempo les conté la anécdota que me pasó en un conocido pueblo de Andalucía (España). Fui invitado a darles una charlita a unos estudiantes y su profesor me dijo que, aparte de lo que les quisiera contar, me agradecería que dedicara algunas palabras a animar a los chicos a estudiar y progresar en la vida. Como además yo había viajado y hablaba otros idiomas, si pudiera decir algo sobre la importancia que tiene hoy día conocer lenguas extranjeras sería una gran ayuda por ejemplo para la persona que les impartía inglés, que ya estaba bastante deprimida porque estos jóvenes pasaban totalmente de su asignatura.

No me hacía falta que nadie me pidiera que animara a los chicos a hacerse fuertes, liderar sus propias vidas y "desborreguizarse" porque es lo que hago siempre con todo el mundo, y esto es lo que hice cuando llegué a esa parte de mi charla. Les dije que estudiar era lo más importante que podían hacer en cualquier momento con sus vidas pero especialmente en esta etapa, porque era lo único que les permitiría situarse en la sociedad humana donde ellos quisieran y no donde la corriente les dejara; les dije que ampliar sus horizontes les daría acceso a nuevas fuentes de conocimiento, que conocer cosas nuevas les haría ser más críticos consigo mismos y con lo que habían conocido hasta ahora, y que esa era la clave para empezar a pensar fuera de sus límites y tanto mejorar ellos mismos como hacer que el mundo que les rodeaba fuera mejor. Y por último, les dije que en realidad la consecuencia realmente más importante de estudiar, conocer cosas fuera de su pequeño microuniverso y tener un intelecto sólido, era que cuanto mejor preparados estuvieran menos manipulables serían. "Tengan en cuenta que en el mundo hay mucha gente que quiere que ustedes no progresen. Quiere que ustedes aprendan lo justo para trabajar de reponedores en el supermercado de la esquina, ganen lo justo para gastarse su sueldo en una televisión para que vean las noticias y voten a quienes les digan desde arriba sin ser capaces de darse cuenta de cuándo se la quieren clavar. En el mundo hay gente que no quiere riesgos, y no quiere que cambien las cosas. Mientras ustedes acepten su papel de incultos y borregos más fácil será a esa gente mantener las cosas como están".

Bueno, me volví a casa (yo por aquel entonces vivía en Zaragoza) y al cabo de unos días me enteré de que mis palabras tuvieron una resonancia que no esperaba: el alcalde del pueblo llamó personalmente a la casa del profesor, le dijo a gritos que quién se creía que era para ir soliviantando así a los estudiantes, y le amenazó directamente diciéndole "como vuelvas a hacer algo así te echo del pueblo". Y lo tremendo es que todos sabemos que lo puede hacer. ¡Sosialihmo o muette!