(Vía Viejos). El sufragio universal tenía sentido en la Revolución Francesa, cuando no existía el Estado del bienestar y lo que se discutía era simplemente cómo poner las reglas de la sociedad para que los individuos pudieran interactuar entre ellos; pierde ese sentido cuando de lo que se trata es de que unos mantengan a otros, y especialmente cuando el número de mantenidos ya es mayor al número de los que los mantienen. Lógicamente, si en un grupo de 10 personas 4 ponen la pasta y los otros 6 son mayoría para poner las reglas y esquilmarlos sin límite, no hay que ser Nostradamus para adivinar lo que va a pasar ahí.