El coleccionista

- ¿Y qué colecciona?
- Cosas extremadamente valiosas para las personas que me las regalan. Cumpliendo esa regla no hay más límites.
- Pero si algo es extremadamente valioso para alguien no querrá regalárselo a usted. ¿Es muy grande su colección?
- Por el momento está vacía, nadie me ha regalado nada aún que cumpla con esa condición.
- Pero... ¿Dice usted que es un coleccionista? ¡Su colección no existe!
- Claro que existe. El hecho de que aún no haya conseguido adquirir nada que cumpla con sus condiciones, o que quizá siquiera nunca lo haga, solo indica que efectivamente el valor de cada uno de sus elementos es insuperable.


[...]


- Quizá no le parezca mucho, pero para mí no hay nada más importante. Quiero que usted lo tenga.
- Lo que lo hace maravilloso es el valor que usted le da. Muchas gracias, será la primera pieza de mi colección.
- ¿No quiere saber por qué se lo regalo?
- Quiero saber lo que usted quiera contarme.
- Desprenderme de algo así es el precio más alto que jamás podría pagar. Es cierto. Pero... Si con esto puedo estar seguro de que alguien me recordará, habrá valido la pena.

Se me ha ocurrido hace un momento pelándome unos huevos duros para la cena, y he pensado en compartirlo con ustedes.