Y digo "joya" no por la obra en sí, que es verdad que es genial, sino por el contexto: no sé si los que nacieron después de los 70 llegaron a disfrutar Mortadelo y Filemón como muchos de mi generación y anteriores, pero la cosa es que ese microuniverso fue creando su propio lenguaje narrativo y visual que ya en sí mismo tenía chistes y detalles que entendías y disfrutabas realmente no solo por el chiste mismo, o por la historia concreta, sino por las cosas que evocaban de otras historias dentro del mundo en el que viven los personajes. "¡Corra, jefe, corra!" son palabras que da igual dónde las pongas.