Viviendo en la corriente


Lenka: The Show

Ayer a mediodía estaba en el comedor de personal del hotel donde trabajo; no había nadie más allí, yo estaba tranquilamente en un rincón comiendo y pensando en mis asuntos cuando vino una camarera con la que a veces coindido allí. Esta chica es siempre muy "echá p'alante", habla gritando y siempre se muestra como "una mujer con dos cojones", enfrentándose directamente en broma o en serio a cualquiera que haga un comentario que le dé pie a saltar.

Antes de seguir tengo que aclarar que, si los que sólo me conocen por este blog pensaban que soy un tipo simpático y amable, esa imagen no se corresponde en absoluto conmigo: tengo una relación correcta con todo el mundo y con algunas personas incluso agradable, pero no tengo ni la más mínima intención de relacionarme con nadie aparte de lo estrictamente necesario para el trabajo y siempre que puedo intento ser invisible para que los demás. Además de mi fuerte tendencia individualista soy un tipo supertranquilo y me molestan los histerismos, así que como en el comedor siempre que hay dos o tres españoles personas se montan unos follones tremendos de gente hablando a gritos yo tengo por costumbre llegar, sentarme en el rincón donde nadie quiere ir, comer y marcharme diciendo simplemente "que aproveche, hasta luego". Ése es básicamente el tipo de relación que tengo con los demás.

Bueno, pues desde donde yo estaba pude ver a la camarera un par de segundos antes de que entrara al comedor; su lenguaje corporal mostraba claramente que venía "a la guerra", preparada para saludar con un grito como siempre y alguna puya a cualquiera que andara por allí. Pero lo que pasó fue muy curioso: entró, vio que yo estaba solo, le dije "hola" en voz baja como yo hablo siempre... Y se desinfló instantáneamente, respondió con un "hola" bajito igual que el mío, miró a los lados, cogió un vaso de agua, se lo bebió y se marchó. Llevo aquí más de un año y es la primera vez que la veo comportarse así.

Supongo que no hace falta que me detenga a explicar qué fue lo que pasó: simplemente ella venía a representar su papel, no había público que le siguiera el libreto, y como el único que estaba allí en ese momento no está en ese juego no tenía sentido hacer el trabajo de seguir con la función. Me recordó al payaso de la clase del que todos esperan que suelte su gracia y él llega a creerse en la obligación de hacerlo porque ha asumido que ése es su rol y que es parte de su identidad, pero que si está en un ambiente en el que nadie le conoce actúa de forma completamente distinta y normalmente más relajada. Aquella chica también se relajó, fue algo evidente.

No sé si esto lo hemos pensado todos conscientemente, pero recuerdo que yo mismo empecé a darme cuenta de esto cuando tenía dieciséis años: me fui a estudiar fuera con una beca, iba completamente solo y sin conocer a nadie, y recuerdo que una de las cosas que pensé fue con estas palabras "aquí puedo ser como yo quiera, cambiar cosas de mi personalidad que no me gustan y empezar de cero". Efectivamente era un "restart" social, aunque después con la experiencia me he dado cuenta de que no es que pudiera corregir cosas de mi personalidad en general, sino de la imagen que los demás tienen de mí. Claro, la inercia que yo mismo he creado con mis actos y que hace que los que me rodean esperen unos comportamiento por mi parte y no otros influye también en cómo soy; pero yo había sentido hasta entonces que la persona que la sociedad me "empujaba" a ser no era la que yo libremente sería sin esa corriente que me arrastraba. Si salgo de ella y me zambullo en otras aguas, por así decirlo, tendré más fácil nadar en la dirección que yo quiera porque aún no ha dado tiempo a que se cree la nueva corriente a mi alrededor.

De hecho, les voy a contar algo más sobre mí: ya desde que llegué al lugar donde seguiría mis estudios noté que empezaba a cambiar. Cuando uno es un adolescente las personas que tiene alrededor van moldeando su personalidad, pero ¿qué pasa si de repente uno decide que va a quitarse cosas de encima que no quiere seguir teniendo, y puede incluir elementos que antes no encajaban bien con la persona que era pero que a él le gustaría tener para parecerse más a quien le gustaría ser? Antes de ese cambio de ambiente hubiera tenido que escuchar cosas como "¿qué te pasa? Esto no es propio de ti"; es un ejemplo simplemente, para hablar de esa "resistencia" que tendría que vencer. Pero después eso no existía... Y aquí viene algo curioso: una vez estaba tomando algo con un grupo de amigos y uno se puso a aplicarnos etiquetas a todos, y cuando pasó por mí la que uso fue "tú el excéntrico". No lo esperaba y me llamó mucho la atención, pero por aquella época tampoco tenía cabeza para más; con el tiempo he reflexionado sobre todo aquello y he ido encajando las piezas de lo que hoy es mi manera de ser y la imagen que los demás tienen de mí. Y como -afortunadamente- he tenido varias veces más en mi vida la oportunidad de empezar de cero, cada vez he ido aprendiendo de las cosas que me gustaban y las que no para ir "puliendo" quién soy de cara a los demás y así crear siempre una corriente que me llevara más hacia donde yo quería llegar. Conclusión: hoy sí que soy un tipo verdaderamente excéntrico, sólo me parezco a lo que yo quiero ser y no a lo que habitualmente es una personalidad "socializada" por su entorno...

Somos lo que esperan de nosotros

Seguro que ya ven adónde quiero llegar. Yo me considero muy afortunado por haber tenido sucesivas oportunidades en mi vida de empezar de cero y mirar en mi interior, pero la mayoría de la gente es como es sin pararse a pensar en qué parte de su manera de ser y de actuar sale únicamente de sí misma y qué hay de influencia externa que le ha llevado a simplemente dejarse llevar por la corriente. Quiero sugerirles el mismo ejercicio que en su momento hice yo: ¿son ustedes como quieren ser? Sus decisiones, sus actos, ¿hasta qué punto son libres y qué parte hay de interpretarse a sí mismo ante los demás? Todos tenemos un rol que nos hace ocupar un lugar en el grupo: el fuerte o protector, el débil, el que escucha y da consejos y en el que todo el mundo se apoya (y al que a nadie se le ocurre preguntarle por sus problemas porque asumen que no necesita ayuda), el que exterioriza todo lo que le pasa, el sufridor en silencio, el colega que se apunta a un bombardeo... Y además, según el grupo en que nos encontremos podemos interpretar papeles completamente distintos. Miren a su alrededor y mírense a sí mismos: ¿cuál es el suyo?

Y una vez se hayan "definido" socialmente, y teniendo en cuenta que su imagen social es una parte de su propia identidad personal, piensen en qué les gustaría cambiar. Si mañana empezaran de cero en un sitio en el que nadie les conociera, sin más contacto con su familia, amigos ni nadie con quien ahora mismo tienen algún contacto, ¿qué cosas cambiarían? Quizá a ese "fuerte al que todo el mundo recurre" agradecería hablar de sus problemas sin que fuera una sorpresa para todos, la belleza a la que todos le envidian su figura querría permitirse comer lo que le gusta y engordar unos kilitos sin que nadie piense qué mal se ha puesto, puede que al payaso de la clase puede que si un día no le apeteciera hacer gracias no querría que le presionaran con cosas como "qué serio estás hoy", o a la camarera de mi hotel le gustaría poder ir a comer tranquila y relajada en su media hora libre. No lo sé, sólo cada persona concreta puede conocer al que hay tras la máscara social y decidir si el papel que interpreta se parece o no a quien quiere ser.

Yo he tenido suerte, pero sé que salirse del papel no es fácil: hay que nadar contra la corriente y eso cuesta un trabajo extra. Pero una vez la has vencido llega un momento en que todo cambia, los que te rodean "aprenden" quién eres ahora y qué pueden esperar de ti, y de repente empiezas a ver que la vida te empuja exactamente hacia donde tú querías... Aunque no fuera así es nuestro derecho y nuestra libertad ser como queramos ser, y quien no nos respete no merece estar a nuestro lado; pero el hecho es que la idea que tenemos de los demás se va reformando y evolucionando día a día, es algo dinámico, con lo que aunque nos parezca increíble el hecho es que todos nosotros tenemos la asombrosa capacidad de, con algo de esfuerzo, conducir la corriente en nuestra dirección.

Piensen en ello, háganse preguntas, descúbranse y enseñen a los demás a ayudarles a ser quien ustedes quieran. Están en su derecho y tienen ese poder.

2 comentarios:

  1. juass pues me he equivocado, pues sí, si que parecias que eras un tipo simpatico y agradable solo con leer tu blog jejeje.
    En fin si es que es verdad que la gente tiende a llamar excéntrico o raros a todo aquel que se sale un poco de lo que son los comportamientos social asi que yo tengo un lema para todos aquellos que les gusta opinar, Yo soy asi, al que le guste vale y al que no le guste vale tambien.

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  2. Claro que sí, y además tienes todo el derecho a ser como quieras sin pensar en el juicio negativo que eso pueda suscitar en los demás; aunque ¿no sería fantástico que ni siquiera tuviéramos que pasar por eso?

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