Hace años, cuando vivía en la ciudad de Zaragoza, tuve un cliente que se daba uno o a veces dos masajes diarios (multimillonario, claro) con el que, además de la confianza que uno coge naturalmente con su terapeuta, a fuerza de tantas horas de tratamientos llegué a tener una relación realmente buena. El tipo tenía unos 60 años y muchísima experiencia de la vida, porque aparte de su dinero había sido un hombre de negocios muy activo y siempre estaba trabajando; lástima que muchas de las fantásticas historias que me contó incluyan datos privados y no pueda compartirlas con ustedes, pero ya verán que la que les voy a contar hoy es también interesante...
Esto sucedió en uno de sus viajes a África, creo recordar que fue en Nigeria. Mi cliente estaba allí por una negociación sobre productos mineros y uno de sus socios locales le invitó a una fiesta familiar: era la puesta de largo de su hija, por lo visto allí era costumbre entre las familias adineradas que cuando la chica cumplía una determinada edad -no recuerdo si 15 o 18 años, algo así- se hacía una especie de "presentación en sociedad" entendiendo que pasaba a formar parte del círculo de adultos.
Nada más llegar a la casa a mi cliente ya le llamó la atención ver a todo el mundo emperifollado y vestido de largo con 40 grados, pero esto no fue lo más curioso. El acto se realizaba en un gran salón muy lujoso; llegado un momento, cuando ya estaban allí todos los invitados, la hija de su socio apareció descendiendo majestuosamente por unas enormes escaleras de mármol que ocupaban un lugar central en aquel espacio.
Hasta ese momento no se había dado cuenta del detalle, pero al ver bajar a la chica mi cliente cayó en que allí todas las casas eran terreras (de una sola planta) y esa donde estaban también. Pero entonces ¿adónde daban las escaleras? Fue a su socio, le preguntó por el asunto y este se lo aclaró mostrándole la parte "alta": resultaba que los escalones no daban a ningún sitio, terminaban contra el techo cerrado. Cuando construían este tipo de mansiones ya lo hacían pensando en este tipo de actos sociales, y hacían también una escalera lujosa así para poder presentar a las personas destacadas en las fiestas; así que, por ejemplo en este caso, la hija del tipo se había vestido de largo, se había subido a las escaleras y se había quedado allí un par de horas hasta que llegaran todos los invitados y así poder bajar para que todos la vieran. Genial, ¿eh?