Las dos reglas de oro para ligar

Ustedes saben que (aunque no oculto que soy un malvado sin corazón) una buena cualidad que tengo es que soy un tipo generoso: además del buen ejemplo de ello que es dedicar buena parte de mi tiempo libre a este blog para compartir con ustedes cosas que me parecen interesantes, saben que he pasado miles de horas -literalmente- trabajando para que se puedan descargar mis libros gratis y que muchas veces he escrito entradas sobre cuestiones en las que pensaba que podía ayudar a los demás. Y por cierto, los mensajes que constantemente recibo de mis lectores son para mí una de las mejores sensaciones que hay en mi vida y jamás dejaré de agradecerles que valoren tanto todo este esfuerzo.

Hacía mucho tiempo que quería publicar la entrada de hoy; pero he tenido que pensar bien cómo hacerlo, porque aquí hay cosas que afectan directamente a personas que confían en mí y cuya intimidad no puedo traicionar. No puedo contarles las circunstancias en que yo accedí a esta información, ni nada que tenga que ver con sus aplicaciones prácticas... Lo único que puedo decirles es que a mí me contaron esto hace muchos años, que desde entonces hasta hoy he intentado ayudar siempre a quien pensaba que lo podía necesitar contándoselo también, y que por todos los -muchos- casos de los que yo he tenido constancia más o menos directa sé que en el 100% de ellos en que la persona ha seguido las dos reglas a rajatabla ha tenido éxito, y que siempre que ha fallado luego analizando la situación ha tenido que reconocer que se saltó alguna de ellas.

No entro ni salgo en si esto es correcto o no, ni digo que a todo el mundo le convenga más o menos hacer lo mismo en su caso concreto; si quieren hacer algún comentario tienen nuestra página de Facebook para decir lo que quieran y entonces entramos en detalles o juicios. De momento yo me limito a repetirles lo que me dijeron a mí, y ustedes verán lo que hacen... No me enrollo más, vamos al grano:

Regla 1: no le des la oportunidad de decir "no"
Empecemos dejando una cosa clara: declararse es ponerse en desventaja y solo lo hacen los novatos y las buenas personas que casi siempre acaban en la "zona de solo amigos" (a mí me pasó cuando era joven y muy inexperto). Imagínate que eres un vendedor de aspiradoras y quieres que tu objetivo te compre el producto: si llamas al timbre y dices "vengo a que me compre esta aspiradora" tienes muchas papeletas para que te den con la puerta en las narices. Tu objetivo es que salgas de la casa de tu cliente y cuando te hayas ido diga "¿cómo ha llegado esta aspiradora hasta aquí?". O como muchas personas comentan sobre su pareja, "yo nunca hubiera pensado que acabaríamos juntos": es decir, compraron la aspiradora.

Si tienes sentimientos hacia esa persona y buscas algo a largo plazo, lo mejor es que no te declares hasta estar 100% seguro de que ya no vas a fallar (es decir, cuando sepas que ella también está enamorada de ti porque llevan un tiempo juntos o por lo que sea); pero vamos, ya puestos a romper la regla 1 siempre será menos malo decirle que la quieres cuando ya te la hayas ligado y estén abrazaditos y llenos de endorfinas que hacerlo en frío cuando las circunstancias ni siquiera te son especialmente favorables.
Subregla a: si dejas ver tus intenciones rompes la regla 1. Que esa persona se dé cuenta de lo que piensas antes de tiempo (estamos suponiendo que no comparte tu atracción, claro) es tanto como obligarla a cortarte diciéndote "no", o bien alejarse de ti, evitarte o sencillamente no dejarte avanzar. Recuerda al vendedor de aspiradoras, o los anuncios de "ahorre llevándose 2 unidades" en lugar de "gástese más dinero en llevarse 2". Marketing elemental, "que parezca un accidente": todo lo que pase tiene que haber sido una sorpresa para los dos.

Subregla b: si te pasas de rápido también rompes la regla 1. Tienes que ir avanzando escaloncito a escaloncito, para que cuando tu objetivo se "amolde" a estar en ese nivel pueda pasar al siguiente de manera natural y como si resistirse fuera lo extraño o descortés; por supuesto no tiene que sospechar que allí pueda estar pasando algo que no sea totalmente inocente.
Hay mil formas de romper la regla 1, así que podría poner siguiendo subreglas que no son más que ejemplos de cómo puedes estropearlo en este sentido. Por resumirlo en una frase, "si en algún momento te dice que no (o te corta, te evita, etc; es lo mismo), es que ha tenido la oportunidad de hacerlo". Es decir, has permitido que se rompiera la regla.

Regla 2: lo que tú no hagas no lo hará nadie
Es evidente: si tú tienes una intención que la otra persona no tiene ¿por qué vas a esperar que ella haga nada que vaya hacia donde tú quieres? ¿Por qué te va a llamar si tú no la llamas? ¿Por qué va a hacer ningún esfuerzo o movimiento hacia ti si no está pensando en lo que piensas tú? A lo mejor un día el viento sopla en tu dirección y se te acerca de pura suerte (te llama para algo, se viene a tomar un café, lo que sea), igual que mañana puede soplar en otra dirección y alejarse otra vez. No se puede depender de nada que no sea dirigido por ti: tú controlas la situación, tú tienes TODAS y cada una de las iniciativas para dar los pasos que te interesan, o acabarás también en la zona de "solo amigos".
Subregla a: tú rompes la barrera del contacto. Si tú no la tocas esa persona no te va a empezar a tocar a ti (repito: estamos siempre suponiendo que no tiene en la cabeza nada contigo); por supuesto tienes que hacerlo sin romper la regla 1, es decir no te pases, pero con toda la naturalidad y educación del mundo tienes que ir dando el pasito al siguiente escalón; no hay reglas, pero todo lo que sea aceptable en cada circunstancia (un toque en el hombro para llamar su atención, rozar con los dedos su antebrazo cuando te diriges a ella, si eres mujer reírte apoyándote directamente sobre su brazo, etc) lo tienes que hacer tú. Mucho más avanzado, en el momento en que llegue el contacto serio de verdad ya la situación será de muchísima confianza y cercanía.
Por cierto: "¿a qué velocidad hay que avanzar?" Tampoco hay reglas para esto: simplemente, cuanto más le gustas o mejor es su relación más lejos puedes llegar naturalmente sin que se le salten las alarmas, y cuanto menos pues menos; pero lo que sí te recomiendo es no dormirte, si dejas pasar el tiempo y las oportunidades puedes acabar viendo cómo alguien llega y en dos horas hace lo que no hiciste tú en dos semanas por querer ser La Persona Más Educada Del Mundo.

Igual que antes, hay tantas subreglas como aplicaciones prácticas de cómo se puede romper la regla. Si estás esperando un mensaje que no llega, si quedó en llamarte y no te llama, si no vino a la fiesta aunque tú pensabas que vendría -sin asegurarte-, etc, es que has roto la regla 2.

Un ejemplo práctico: "las llaves de mi hermano"
Lamento no poder entrar mucho en detalles, pero van a captar perfectamente la idea general; siempre pongo este ejemplo porque es perfecto (lo voy a exagerar un poco para ponérselo más claro, no lo tomen exactamente así):

Es de noche y estás llevando a tu objetivo a algún sitio en tu coche (o tú vas en el suyo, es igual). Suena tu teléfono y lo miras como si tuvieras un mensaje; pones cara de contrariedad.

"Mira, me da un poco de vergüenza pedirte esto pero necesito un favor; es cuestión solo de un par de minutos, pero si no lo hago voy a meter a mi hermano en un problema. Ahora, si no te parece bien seguimos y que se las arregle él como pueda".

Reacción natural (escalón 1): "no, bueno, dime qué pasa".

Le cuentas que tienes las llaves de la casa de tu hermano, que él viene de viaje y las necesita para entrar, y que no esperabas que viniera ya pero que acabas de recibir su mensaje y las va a necesitar; él las puede venir a buscar a donde tú estés, pero tienes que llevarlas encima. Las tienes en tu casa que no está muy lejos, pero tienes (tú) que subir un momento a buscarlas para tenerlas contigo porque si no se quedará en la calle. Por supuesto todo esto tiene que ser como si te causara una molestia tener que molestar a tu objetivo con todo esto...

Reacción natural (escalón 2): "ok, tampoco pasa nada, vamos un momento y las recoges".

Cuando llegan -recuerda: de noche- le dices con naturalidad "vamos". Posiblemente diga "yo espero aquí", pero ahí entra el argumento de "esta zona de noche no es para quedarse una persona sola", "estoy casi seguro de donde están, pero por si acaso me puedes ayudar buscando en blablablá", etc. Una "actitud" poderosa que suele funcionar es "perdona, pero yo aquí no te voy a dejar sola en medio de la calle a estas horas de ninguna manera; mira, no hay problema, llamo a mi hermano y que se busque un hotel hasta mañana". Pero en fin, lo de menos son las palabras concretas y lo importante entender cómo vamos llevando las cosas al paso siguiente.

Independientemente de los resultados prácticos en los que no entro, simplemente quiero acabar con una pregunta: ¿cómo crees que es más fácil que tu objetivo ponga los pies en tu casa: aplicando las dos reglas como en este ejemplo, o abordándolo en frío durante el día para decirle "¿vienes a mi casa esta noche?".


Termino con un comentario basado en mi experiencia personal. Más de uno de mis lectores estará pensando ahora mismo "pero esto no es correcto", "hay que ir con la verdad por delante", "esto no es amor sincero" y cosas similares. Así pensaba yo cuando era un pardillo adolescente y sin experiencia, y me quedaba en la puerta principal de la chica con mi ramo de flores y mi cara de bueno llamando al timbre mientras ella estaba en el patio trasero besándose con el desgraciado matón del barrio -que luego la haría sufrir para que ella viniera a llorar en mi hombro hasta que él la llamara otra vez-. Curiosamente en esa etapa hubo dos chicas que me gustaban mucho (y con las que entonces no tuve éxito) con las que años después volví a coincidir; pero claro, yo ya era otra persona y de aquel jovencito buenazo ya no quedaba absolutamente nada. Armado con las dos reglas me saqué las dos espinas tan fácilmente que me daba hasta vergüenza pensar en cómo habían podido escapárseme antes tantas oportunidades en la vida... Y ¿saben qué? Me podrán discutir si actuar así será correcto o incorrecto, pero en aquellos dos casos donde antes me había sentido derrotado e impotente lo que me quedó al final fue una fantástica sensación de victoria.