¿Se acuerdan de la imagen que les traje el otro día?
Justamente ayer estaba hablando de ella y en la conversación yo recalqué el hecho de que se puede empezar a hacer deporte en cualquier momento, no importa la edad, y siempre los beneficios son enormes: no es lo mismo vivir hasta los 90, por ejemplo, y pasarse los últimos 20 arrastrándose de la cama al sofá y renunciando a hacer cosas que nos hacen felices por cansancio o desgana, que estar esos últimos 20 disfrutando de un cuerpo lo más fuerte y sano posible y que nos facilite realizar esas actividades placenteras.
Volviendo al abuelete de la foto, yo pensaba que en su caso concreto, y al ver su nivel tan alto, probablemente se habría pasado toda la vida haciendo deporte y se había mantenido siempre en un estado de forma excelente... Que es una vida de disciplina, claro, pero siempre resultaría más fácil que empezar ya cuando eres mayor. Pero no, hoy me he enterado de que el tipo se decidió a empezar cuando cumplió ¡70 años! Seguro que para pasar de lo que era antes a ahora ha tenido que sudar tinta, pero el resultado es evidente:
A qué creen ustedes que se parece más su vida: ¿a los vejetes que malviven a cámara lenta entre dolores y limitaciones, o a la de alguien que aún puede disfrutar plenamente de cada uno de los días que le quedan?
Siempre les insisto en esto y tengan claro que es verdad: salvo accidentes o enfermedades muy graves, ustedes deciden cómo quieren ser cuando sean viejos. Si un día se dan cuenta de que su vida se limita a arrastrarse, tomar pastillas y ver la tele con la mantita en las rodillas porque ya no tienen fuelle para nada más, será culpa suya y las excusas no cambiarán su vida. Elijan.
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