Los números no entienden de utopías

Cada día en España 270 autónomos y más de 600 trabajadores van al paro por culpa de la morosidad de las Administraciones públicas; que eso sí que se ha convertido en una maquinaria de despido. En estos momentos yo no he visto ninguna manifestación, pero a lo largo de estos últimos años 350.000 autónomos y más de 700.000 trabajadores han ido al paro por culpa de los impagos de las Administraciones públicas; y hay quien todavía no entiende que aquí hay que hacer ajustes, que no se puede gastar más de lo que se ingresa.
(Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos españoles, en una entrevista este miércoles)
Aunque yo suelo evitar las discusiones sobre estos temas (básicamente porque ni voy a cambiar nada ni tengo el más mínimo interés en convencer a nadie) ayer uno de mis lectores -anónimo- me escribió un email comentándome algunas cosas sobre la crisis y demás, para que hablara sobre ellas en el blog. Ya saben ustedes que yo soy liberal y, cuando nuestro amigo defendía sus posiciones socialistas, llegó un momento en que le tuve que decir que, aunque sus intenciones me parecían maravillosas en un mundo ideal, tenían dos inconvenientes: que el dinero y los recursos no son ilimitados, y que las facturas hay que pagarlas. Y como el que las va a pagar soy yo (como cualquier otro ciudadano al que van a freír a impuestos) quiero que el Estado me quite lo justo, para hacer lo que le toca y nada más, y además sin pasarse ni un céntimo de su límite para que no me meta en deudas ni a mí ni a mis hijos que al final seremos los que nos veremos con el marrón -porque por supuesto los políticos no van a responder de sus actos-.

Las palabras que les he citado arriba son las de un tipo que sabe bien lo que es la economía de verdad. En España el 99'87% de las empresas son lo que se llama "pymes", es decir, pequeñas y medianas; apenas tenemos grandes compañías y prácticamente todo lo que hay es el panadero de la esquina, el taxista que te llevó hoy a la oficina y el veterinario de tu gato; así que ese cuento del empresario usurero rico con chistera y puro que disfruta sacándole la sangre al pobre obrero oprimido es sencillamente falso y los números no dejan lugar a dudas. Pero claro, ¿quién necesita la realidad cuando uno tiene ideología?

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