La broma de los 2 gramos

Cuando tenía 16 años estaba viviendo y estudiando fuera, y un día se me ocurrió llamar a mi madre por teléfono para gastarle una broma: le dije (todo compungido) que había dejado a una chica embarazada, y a la pobre se le aflojaron las piernas y casi se le para el corazón; menos mal que en ese momento entraba mi tía y la sostuvo y le dio un vaso de agua con azúcar, porque si no ahora les estaría escribiendo desde la cárcel por matricidio. Por cierto, cuando al cabo de un rato se recuperó lo suficiente para volver a hablar, lo que salió de su boca fue una sarta de insultos y maldiciones que ni sabía que ella conociera. No se dejen engañar por los contenidos culturales o científicos que les traigo, ni por los vídeos de gatitos haciendo cosas monas: bajo esa apariencia de elegancia intelectual lo que soy es un bruto malvado y las barbaridades que más gracia me hacen son tan fuertes que no las puedo ni meter en El lado malo.

Así que como comprenderán lo he pasado bastante bien con el bromazo que ha corrido estos días por la red. La cosa comenzó así:


Efectivamente, al poco los internautas empezaron a publicar los resultados, y aquí tienen algunos... Léanlos todos que los hay fantásticos:









A esta más le vale aclararle la broma por teléfono, o cuando el padre la encuentre primero se la come y luego atiende a explicaciones:


He dejado el mejor para el final, seguro que hasta la hija se sorprendió...