Hace poco escuché una frase que me dio mucho que pensar: "las relaciones no fracasan, las relaciones concluyen". Si la historia de Marina y Ulay fuera simplemente lo que les he contado hasta ahora, su despedida y la manera en que fusionaron su existencia conjunta con el arte que era parte de sus vidas ya me parecería lo suficientemente conmovedora para compartirla con ustedes; pero es que lo que viene ahora va más allá.
En 2010, tantos años después de aquel primer encuentro y cuando llevaban ya mucho tiempo separados y cada uno llevando su propia vida, un día Marina estaba haciendo una representación en el Museo de Arte Moderno de Nueva York; la performance, llamada "La artista está presente" consistía simplemente en que los espectadores se iban sentando delante de ella y ambos se miraban fijamente en silencio durante un minuto antes de dejar paso al siguiente. Lo que la artista no sabía es que ese día uno de los espectadores era aquel viejo amor de juventud llamado Ulay...
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Actualización: me envía un trabajador de Artsy llamado Theo (muchas gracias) la sugerencia de incluirles un enlace a la nueva página de Marina Abramović que incluye amplia información sobre la artista. Así lo hago y de paso les invito a ustedes a echarle un vistazo si están interesados en saber más de su obra.