Ayer le estuve dando un masaje a una chica que es deportista de élite (hace fitness y compite en campeonatos de nivel nacional). Antes de entrar al tratamiento había por allí una mujer mayor que además resulta ser la madre de su novio (culturista), y durante unos minutos estuvimos hablando los tres. La señora estaba en la típica conversación de vieja hablando de que si tenía la tensión a 16 y que si tomaba nosecuántas pastillas diarias, y cuando pudo coló el también típico comentario destructivo de "ay, yo no sé por qué te matas tanto ahí con tanto deporte y tanta pesa; yo se lo digo a mi hijo, para qué estar ahí sufriendo si ya estás bien como estás". La chica me miraba con cara de "ni caso", por supuesto no hacía falta que me lo indicara.
Entramos al masaje y ella me contó que durante su último entrenamiento tuvo que parar porque empezó a marearse: está haciendo una dieta estricta y se había equivocado calculando las dosis de comida, así que cuando llegó el momento de la exigencia máxima le fallaron las fuerzas. Yo le pregunté: "pero aún faltan muchos meses para la competición, ¿para qué quieres definir ahora?", y ella me contó que aunque en ese momento de temporada no le hiciera falta simplemente quería verse perfecta y además motivarse para seguir entrenando duro hasta octubre que es cuando sí tendrá que estar al 100%.
Ahora viene lo interesante para hoy. Entonces añadió: "la madre de mi novio me ve la cara más chupada y me dice que parece que estuviera a dieta, a ella no se lo digo porque cada vez que estoy en la preparación para competir y me pongo a definir no le gusta y empieza a decirme cosas".
Stop. Recapitulemos: la chica es la misma persona, los hechos son los que son (la dieta la está haciendo), a la madre de su novio le miente y a mí me dice la verdad. ¿Por qué? Está claro, la única diferencia en esta ecuación está en cómo reacciona la señora y cómo reacciono yo, a mí me lo cuenta porque me lo puede contar y no recibe una respuesta negativa (igual que se lo contará a otras personas sin problema, empezando por su mismo novio) pero a su suegra se lo oculta porque la misma señora ha decidido que si recibe esa información castigará a la chica con un mal comentario. Seguramente ya hubo veces en que la chica habló de determinados temas y recibió esa respuesta indeseada, así que llegó al momento de decir "vale, lección aprendida: ya sé que a ti esto no te lo cuento". Cuando me lo dijo a mí yo le respondí "sí, entiendo a qué te refieres; el deporte a tu nivel es duro y esa motivación extra hace falta de verdad"; así que ella ya tiene una pincelada de cómo soy yo, lo que influirá si a la próxima quiere contarme algo de este tipo o no. Yo estoy construyendo la imagen que ella tiene de mí y estoy condicionando sus decisiones futuras en nuestra relación.
En la relación con los demás nosotros somos los que trazamos la raya diciendo "hasta aquí me puedes contar lo que quieras y reacciono bien, a partir de aquí reaccionaré mal", y además da igual lo que digamos y que tratemos de convencerles de que queremos saber siempre la verdad: los demás no nos tomarán por lo que decimos sino por lo que hacemos, lo que ellos piensen de nosotros (y cómo nos traten) será consecuencia de lo nuestros actos todos los días. Nosotros decimos dónde está la raya de lo que se nos puede contar y lo que no, y cuanto peor sea nuestra reacción más se cuidará el otro de ocultarnos la información y solo lo hará si no le queda otro remedio. Si hay una información que a otro le cuentan y a ti no es sencillamente porque el otro no trazó la raya que tú sí trazaste, así de sencillo.
¿No te gusta que te mientan? No traces rayas. Una vez la verdad es la que es, cuanto más abierto, más flexible, más tolerante y más comprensivo seas, y cuanto menos castigues a la persona que te cuenta algo con una reacción negativa, más posibilidades hay de que te quiera contar esa verdad. Y cuanto más fuerte sea el golpe que el otro va a recibir por cruzar tu raya más se lo pensará antes de hacerlo. ¿Por qué te han mentido? ¿Por qué a otro no y a ti sí? Porque tú lo decidiste.
(Nota: me recuerda Marti -muchas gracias- que no solo se miente para evitar consecuencias sino también para conseguir algo, por ejemplo quien da información falsa para que le contraten en un trabajo. Tiene toda la razón, yo en este caso me he referido únicamente a las mentiras del primer tipo y creo que así lo entenderán mis lectores, pero nos queda pendiente hablar de las segundas).
