Sacado del Facebook de un contacto-de-contacto, lo he visto hace un rato:
Si quieres que te respeten empieza por respetarte tú poniéndole un valor alto por ejemplo a tu propia palabra: o no la das, o si la das (aunque sea simplemente porque necesitas atención) luego la cumples.
Probablemente la lección más grande que he aprendido en la vida es que en este mundo nada es gratis. Cuando metes la pata puede que no veas los resultados inmediatamente o que nadie te haga enfrentarte a ellos explícitamente (el caso típico de hombres y mujeres, por ejemplo) pero todo se paga aunque solo sea en la imagen que tienen de ti los que te rodean. Si no tienes en cuenta estas cosas luego al cabo de unos días, meses o incluso años, cuando recoges las consecuencias de lo que sembraste aquella vez no se te ocurre relacionarlo y los malos son los otros...