Tú eliges


La parte física es importantísima pero no es lo único. Habrán visto que últimamente vengo poco por el blog: el fin de curso está siendo demoledor, tengo la cabeza como un bombo de tanta información metida a presión y a toda velocidad para cumplir plazos, exámenes y trabajos constantes, y estoy con la lengua fuera deseando que lleguen por fin las vacaciones. Pero ya tengo planes para cuando acaben las clases: el lunes que viene empiezo un curso de programación en Android, tengo que estudiar a tope todo el verano java (lenguaje de programación) porque necesito arreglármelas para aprender lo que pueda para enfrentarme al año próximo con garantías, y tengo también pendiente un proyecto con Meteor (una tecnología que se usa para hacer webs) que no sé si me dará tiempo pero que es de prioridad máxima también porque afectará a unas prácticas que tendré que hacer el año que viene.

En mi curso empezamos 38 y quedamos 12. Yo también podría rendirme, pasar de todo, dedicar mi tiempo libre a rascarme las pelotas en el sofá viendo telebasura, y ponerme a mí mismo excusas para justificar que no hago nada para mejorar y que lo único que me queda en la vida es esperar a la jubilación; pero no quiero mirarme a mí mismo dentro de 30 años y ver a un viejo de mierda, quiero tener la misma energía y vitalidad que desprende la abuela de la izquierda. Y eso incluye desde matarme en el gimnasio tres días a semana llueva, nieve o truene, hasta emprender cualquier otro proyecto que me atraiga y que implique superación. "No tengo tiempo", "estoy cansado", "tengo que ponerme", etc, son las palabras que al final te llevan a ser como la vieja de la derecha. O lo haces o no lo haces, lo demás es ruido.