Cómo contar una historia (8): contrastes

(Link al principio de la serie)


- …Pero espera, que lo mejor viene ahora. ¿A que no te imaginas quién lo estaba escuchando todo desde la otra sala? ¡Su hermana! Cuando llegaron a lo de la fiesta apareció toda enfadada diciendo que no hacían más que hablar mal de la gente que no estaba delante y entonces, atención a esto, ¡fue hacia la mesa y le tiró la botella!
- Vaya.
- Ya te digo. Y claro, la otra que no sabía nada se quedó a cuadros esperando a ver cómo reaccionaba él porque, ah, espera que no te he dicho, resulta que lo que no sabía la hermana es que también había estado allí y lo había visto todo aunque la cosa no fuera con él. Ya me dirás tú cómo le explicas luego que ya estaba enterado, pero ¿qué quería que hiciera? ¡No se lo podía decir!
- Ajá.
- Total, que esta que ya venía mosqueada con lo de la botella ya acabó de saltar. Que si no tenía vergüenza, que si mira quién iba a hablar si se iba con cualquiera, que si la había visto la noche anterior detrás del parking y no había dicho nada… Y oye, que una también sabe cosas y bien que se las calla, porque anda que si yo me pongo a soltar el pico más de una se va a quedar muerta. ¡Buena soy yo para eso! Me lo llega a decir a mí y la pongo pero bien derechita, oye.
- Sí.
- Así que la cosa no se calmaba y tuvieron que venir los amigos de la hermana a llevársela, pero ella venga a largar y nosequé, y encima el otro que lo único que hacía era mirar aunque todo el mundo sabía lo que había pasado en la fiesta, porque esa es otra, él tan calladito pero antes bien que se lo había pasado cuando nadie sabía que seguía con aquella, ¿tú te habías enterado?
- No.


Uno de los recursos más utilizados para enfatizar las características de un elemento es enfrentarlo a su contrario: Sherlock parece más genial cuanto más limitado hagas a Watson. Es una técnica sencilla de implementar y casi siempre funciona, así que está por todas partes y a ti te puede servir también.

Pero esto no solo vale para personajes: una escena antes luminosa y llena de gente que ahora aparece oscura y vacía, una misma situación que ahora afecta de distinta manera a otras personas (o a la misma en otro momento), una prueba en la que muchos fracasan hasta que uno la supera… Puede ser cualquier cosa y en cualquier contexto. Es más, también puedes usarlo a distintos niveles narrativos: desde la acción principal hasta un detalle secundario y casi imperceptible, por ejemplo para matizar un contexto de manera invisible pero que también enriquezca tu historia.

Y curiosamente, cuando más poderoso es el contraste es cuando hay “contraste del contraste”, es decir cuando lo unes a otros elementos que permanecen iguales. La misma acción en dos contextos distintos y con otras implicaciones, las mismas palabras dichas antes y después cuando los personajes han cambiado y todo suena diferente, dos personas que reaccionan de maneras opuestas al mismo hecho, dos escenarios casi exactos pero con un detalle discordante que destaca… Nuestro cerebro es bueno completando patrones, recuerda, y cuanto más parecidos sean dos patrones más esperará tu público que acaben siendo iguales y por tanto más llamará su atención el hecho de que algo rompa esa simetría.

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