Entrevista: la depresión

Empiezo simplemente con unas palabras muy breves para que conozcan a nuestro entrevistado de hoy, el doctor Francisco Acosta. Psiquiatra, Doctor en Medicina con una tesis doctoral sobre "Esquizofrenia y suicidio" y psicoterapeuta; además ha publicado (y publica) en revistas y libros españoles e internacionales, y colaborado con alguna de las primeras figuras mundiales en el mundo de la psiquiatría. Sin embargo si se están imaginando a un abuelete con gafas apoyadas en la punta de la nariz y enterrado siempre en libros aislado del mundo se equivocan: tiene sólo 35 años y en su escaso tiempo libre, aparte de entrevistas para las revistas de los amigos, se dedica a sus hobbies (la música o el ajedrez, por ejemplo) como cualquiera.

Tenemos la conversación tranquilamente en el salón de su casa, algo más de tres horas en las que yo aprendí mucho y espero que ustedes también.


¿Qué es la depresión? ¿Es lo mismo estar deprimido que triste?
No, en absoluto. La tristeza es una emoción básica natural en todo el mundo, y la depresión es una entidad clínica, un síndrome clínico, un trastorno psiquiátrico. Se puede estar triste sin estar deprimido, lo que pasa es que la tristeza es uno de los síntomas de la depresión (pero no el único, uno de tantos).

¿Cualquiera puede estar deprimido o hay un perfil determinado más propenso?
Cualquier persona, por el hecho de serlo, puede tener en cualquier momento en su vida una depresión; incluso la más afortundada del mundo. Porque hay diversos tipos de depresión, y entre ellas un tipo por ejemplo es la de causas puramente biológicas. Es decir, se puede estar deprimido sin tener problemas.

¿Hay diferencias en sus manifestaciones?
Sí, las biológicas suelen ser más graves y es más difícil encontrar “rasgos patológicos de personalidad” o factores externos, así que es más difícil encontrar una causa aparente de la depresión. ¿Y hay edades de mayor peligro? No, en general en cualquier momento es posible aunque las causas suelen variar dependiendo de la etapa vital y las circunstancias propias de cada edad (por ejemplo, en la tercera edad hay factores como limitaciones físicas o funcionales, enfermedades, soledad, etc; y en la adolescencia hay crisis de identidad, primeras rupturas de pareja...).

¿Pero qué es esto de un “rasgo patológico de personalidad”? ¿Cuándo se traspasa la frontera entre un rasgo de personalidad y lo que ya sería realmente un trastorno?
No hay una frontera claramente definida para cada persona, pero en general el aspecto más importante es la rigidez en esos rasgos que a su vez influyen en cómo nos enfrentamos a diferentes situaciones en la vida. Cuando un rasgo de la personalidad es tan rígido que el individuo es incapaz de adaptarse a su entorno ya hablamos de un posible trastorno. Ejemplo: una persona con rasgos obsesivos que mantiene muy limpia su casa; o lo que ya sería un trastorno, que ni siquiera permita entrar a sus amigos porque no soporta la posible suciedad que puedan traer.

¿Pueden afectarnos circunstancias externas que no estén directamente relacionadas con nuestros problemas? (ejemplo: trastorno afectivo estacional, relacionado con los climas fríos y con zonas donde hay poca luz solar).
El clima sí, está demostrado que hay más tasas de depresión en los países nórdicos y se relaciona con menor cantidad de sol. En realidad hay muchos factores externos que pueden ser estresantes o desencadenar la enfermedad.

Pero en realidad ¿en qué consiste una depresión?
Empezamos por decir que es un síndrome clínico, en el que se afectan diversas áreas básicas de la persona; y un aspecto importante es que supone un cambio vital. Es decir, que la persona “no es la misma de antes”.
Vamos a hacer primero una lista de los síntomas posibles, aunque en realidad no tienen que estar todos ellos presentes para hacer un diagnóstico, y luego daré un ejemplo concreto para que se entienda mejor. En cuanto a la esfera afectiva se produce tristeza, tendencia al llanto, deseos de muerte, apatía, ansiedad, irritabilidad, dificultad para disfrutar de las situaciones placenteras... También se ve afectada la esfera cognitiva y de pensamiento: menor capacidad de concentración y memoria, pensamientos negativos en general sobre sí mismo, su futuro, el mundo, llegando incluso a las ideas de suicidio. La conducta también cambia: abandono de actividades placenteras (ni siquiera nos apetece hacer lo que nos gusta), retraimiento, la persona está menos habladora, y se puede llegar incluso a los intentos de suicidio. Y en cuanto a los síntomas físicos, se produce insomnio, menor alimentación, menor deseo sexual, frecuentes somatizaciones (dolores de cabeza, de estómago, fatiga)...
Pero voy a poner un ejemplo para que todo el mundo pueda entender la diferencia entre una “mala racha” y una depresión: ante una ruptura de pareja sería normal estar triste, algo huraño e irritable, dormir peor, tener menos interés por las cosas... Pero el funcionamiento habitual de esa persona se conservaría, y con algo de tiempo su estado iría volviendo a la normalidad. Sin embargo, si hablamos de una depresión esa misma persona además desarrollaría una buena parte de todos estos síntomas que hemos dado y a los ojos de sus seres cercanos sería una persona distinta y le verían “cambiado”, diferente.

¿Hay distintos tipos de depresión? No sólo por su gravedad, ¿la depresión es una “unidad” o hay variedad dentro de lo que se llama igual?
Por resumirlo de forma general podemos hablar de dos grandes tipos: la endógena, que es la de causas biológicas (sin razones externas aparentes, las más graves); y luego la depresión reactiva, que es la más frecuente y no suele ser tan grave como la primera, y que normalmente se desencadena a partir de factores externos estresantes (como dijimos antes, por ejemplo tras una ruptura de pareja).

¿Influye la educación, nuestra personalidad o nuestra infancia, por ejemplo?
Sí, claro que todo influye. Es algo muy profundo y complejo, pero vamos a hacer un apunte sobre el tema: lo que a una persona puede apenas afectarle a otra puede destruirla; depende en gran medida del estilo de personalidad y su historia personal previa.

Supongamos que nos encontramos mal, y podemos pensar en la posibilidad de padecer una depresión. ¿Cómo distinguirlo? ¿Cuándo tenemos que empezar a preocuparnos?
Huy, eso es muy complicado porque depende mucho de cada caso concreto. Pero en líneas generales, cuando se prolonga en el tiempo a pesar de los esfuerzos personales y el apoyo de nuestro entorno, e incluso esos síntomas se mantienen o van a más, hay que pensar que podemos tener una depresión. O también cuando la persona se ve invadida por un sentimiento de abatimiento o incapacidad de salir adelante por sí mismo.

¿Se puede prevenir la depresión? ¿Hay hábitos, reglas, costumbres o maneras de vivir que nos “inmunicen” contra ella?
Pues sí, y además es muy importante y un tema descuidado en nuestra sociedad; en las escuelas se enseñan muchas cosas pero no cómo llevar una vida con hábitos para tener una buena salud mental. Por ejemplo es bueno contar con un soporte social de apoyo (familiares, amigos) y también tener hábitos de ocio. La mayoría de personas que veo en la consulta no tienen hábitos de ocio personales, o hobbies, sino que están metidos en una dinámica de arreglar los problemas cotidianos personales o familiares sin tener tiempo para sí mismos.

Y una vez que sospechamos que probablemente padecemos una depresión, ¿podemos hacer algo para salir de ella por nosotros mismos o siempre debemos buscar ayuda médica?
Si hay un cuadro clínico debería buscarse ayuda médica, ya sea por el médico de atención primaria o en última instancia por el especialista psiquiatra, o por el psicólogo; en la mayoría de los casos es necesario además iniciar un tratamiento con un fármaco antidepresivo, pero esto se debe complementar siempre con una adecuada actitud por parte de la persona. ¿Qué significa “adecuada”? Pues una actitud “activa”, en cuanto a hacer un esfuerzo por retomar su vida, sus hábitos normales de vida; porque un problema añadido de la depresión es que la persona después de meses o años deprimida adquiere una serie de “malos hábitos” (tender a quedarse en casa sin hacer nada, o abandonar los buenos hábitos que podía tener antes).

¿Qué podemos hacer por nosotros mismos para combatirla?
En la mayoría de los casos es conveniente que la persona deprimida se plantee qué está ocurriendo en su vida (y en su dinámica de vida) para que haya sufrido este problema. Éste es un tema clave, porque si no se modifican estos aspectos puede no acabar de recuperarse del todo o producirse una recaída en el futuro.

¿Cómo es el trabajo médico para combatir la depresión? ¿Hay o puede haber soluciones desde diferentes puntos de vista? (fármacos, psicoterapia, etc).
Además del tratamiento farmacológico, se debe profundizar en todo lo relacionado con el paciente y su entorno: rasgos de personalidad, dinámicas de funcionamiento interpersonal y laboral, factores externos, etc. Si logramos identificar los factores concretos para cada paciente y orientarlos de forma adecuada, las probabilidades de éxito y el pronóstico son mucho mejores. Es el complemento ideal para la medicación.

¿Pero puede tratarse una depresión sólo con psicoterapia, sin medicinas?
Sí; aunque querría aclarar algunos matices. En general sería recomendable para aquellas depresiones de carácter leve, porque cuando son moderadas o graves sería necesario el tratamiento antidepresivo. Como hemos comentado, el tratamiento antidepresivo no es incompatible con un abordaje psicoterapéutico asociado si se estima necesario.
El perfil de una depresión tratable sólo con psicoterapia sería aquella depresión leve, que ha sido desencadenada en buena medida por factores que tienen que ver directamente con la persona que la padece. Por ejemplo aspectos psicológicos concretos, dinámicas patológicas en sus relaciones interpersonales, o una alta vulnerabilidad frente a factores externos.


¿Cómo actúan los antidepresivos? ¿Cuánto se deben mantener en general?
Se ha demostrado que en las personas que sufren una depresión, ciertos neurotransmisores cerebrales (serotonina y noradrenalina) están disminuidos. Los antidepresivos restituyen el nivel normal de estos neurotransmisores. Los antidepresivos comienzan a producir una mejoría pasadas 2 a 3 semanas habitualmente. Un error muy común es pensar que una vez mejor, se pueden dejar porque ya no hacen falta. Esto es un gran error. Se ha demostrado que en general, tras un primer episodio de depresión debe mantenerse el tratamiento unos 8 meses a partir de que el paciente está libre de síntomas. ¿Por qué? Pues porque si se abandona antes, el riesgo de recaídas a medio largo plazo es mucho mayor. Y si hablamos de un segundo o tercer episodio, el tiempo de mantenimiento debe ser aún más largo.

¿Cuándo debemos pensar en un psicólogo y cuándo en un psiquiatra para ayudarnos a combatir la depresión? ¿Qué diferencias hay entre las dos maneras de abordar el problema?
El psiquiatra, es decir, el médico especialista en psiquiatría, tiene una formación muy especializada en la identificación y tratamiento de los diferentes síndromes clínicos o trastornos psiquiátricos. Nadie mejor que un psiquiatra para poder diagnosticar una depresión y poder diferenciarla de un trastorno de ansiedad, un trastorno psicótico, etc. Además, por su formación médica, puede prescribir tratamientos con fármacos con capacidad para valorar efectos adversos, contraindicaciones y cualquier situación médica que la persona pueda tener. El otro área sería el del tratamiento psicológico; aunque el psiquiatra también está preparado para realizar psicoterapia, el psicólogo en general tiene más experiencia en el trabajo sobre este tipo de aspectos. Digamos que el psiquiatra aborda los aspectos más clínicos y psicoterapéuticos iniciales, y el psicólogo complementa y profundiza en ese trabajo.

¿Se sale de la depresión? Y si es así, la persona que ha estado deprimida ¿tiene más riesgo de volver a caer? ¿Requieren esas personas una atención o vigilancia especial, o un cambio en sus costumbres o modos de vida, como pasa en otros problemas de salud?
La depresión puede curarse por completo en muchos pacientes, aunque es verdad que hay otro grupo de personas en que no termina de remitir por completo. Y es cierto que el riesgo de recaída en alguien que ya ha tenido una depresión es más alto que en quien nunca la ha padecido, así que como decíamos antes estas personas deben mantener hábitos saludables de vida y evitar los factores que les hicieron caer la primera vez.

Supongamos que alguien de nuestro entorno padece una depresión. ¿Podemos hacer algo para ayudarle? ¿Hay que actuar de alguna manera especial con él? (Darle mucha importancia o poca, por ejemplo). ¿Se debe forzar al deprimido a acudir a un médico?
Además del apoyo emocional que podemos prestarle, escuchándole y comprendiéndole, es importante sugerirle que le cuente su estado al médico de atención primaria que es quien puede valorar si hay algún trastorno clínico. Pero no hay que obligarle a que lo haga. Y por cierto, el apoyo emocional y social de los seres queridos es importante también para prevenir el problema antes de que ocurra.

En general, en nuestra sociedad, ¿ha habido algún cambio histórico o alguna tendencia estadística que refleje alguna evolución del problema?
Cada vez las cifras de depresión van en aumento con el paso de las décadas. Lo que ocurre también es que actualmente hay más capacidad para diagnosticar la depresión y antes había muchas personas a las que no se les detectaba. La formación actual en la medicina es mejor que hace décadas, y esto también ha influido. Entonces ¿es verdad que antes la gente no se deprimía? Rotundamente no. Existen descripciones de depresión desde hace siglos.

¿Qué se espera en en futuro sobre este trastorno? ¿Habrá nuevas vías preventivas o terapéuticas para solucionarlo? Y por último, ¿podemos ser optimistas con respecto al futuro de esta enfermedad? ¿Lograremos erradicarla algún día?
Debemos ser optimistas. A nivel psicofarmacológico simplemente en ésta última década ha habido avances muy notables y actualmente se dispone de una gran variedad de antidepresivos de demostrada eficacia. Además la formación de los médicos de atención primaria (que son la primera línea de detección del problema) cada vez es mejor y los recursos disponibles confío en que sigan aumentando. En cuanto a la erradicación, en mi opinión es rotundamente imposible; ¿podríamos erradicar las enfermedades del hígado, por ejemplo? Está claro que no. Pues lo mismo ocurre con los trastornos relacionados con el cerebro. No somos perfectos: simplemente humanos.

10 comentarios:

  1. Anónimo9/05/2007

    Hola a todos
    En primer lugar, agradecer a esta interesantísima revista digital su sensibilidad por este tema abordado.
    En segundo lugar, agradecer al Dr Acosta la sencillez con la que nos ha acercado a este complejo tema.Efectivamente, no es una enfermedad nueva, pero se diagnostica más actualmente.Es un avance social que se vea sin pudor que una persona, en un momento dado de su vida, acuda a un profesional de la psiquiatría para que le ayude a salir de un callejón oscuro en el que determinadas circunstancias de la vida o del entorno le han conducido o se ha dejado llevar. Es bueno y aconsejable dejarse ayudar, pero también que esa ayuda se normalice en la vida social, que a veces es cruel con este tipo de padecimientos. Cualquier persona que atraviese ese bache debe tener confianza en los grandísimos profesionales que pueden ayudarle como el Dr Acosta, al que tengo el honor de conocer. Estoy segura que sus pacientes le agradecerán infinitamente su labor y dedicación a los mismos.

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  2. Voy a contarles una anécdota que jamás olvidaré. De esto hace bastantes años ya, yo había ido a acompañar a nuestro psiquiatra a tomar un barco y estábamos charlando en la terminal esperando a que se autorizara la subida a bordo de los pasajeros.

    En esto una señora le dice "disculpe que le moleste, ¿es usted el Dr. Acosta?". El asiente, y ella le dice que el año anterior su hijo se iba a suicidar y él lo había tratado, y que en ese momento estaba totalmente recuperado; así que literalmente le había salvado la vida. La mujer quería darle las gracias...

    Hasta aquí bien, al quedarnos solos le hice una broma comparándole con una estrella del rock y demás. Pero el detalle que hizo que todo esto se me grabara en la memoria para siempre fue no tanto lo que pasó como la actitud de aquella mujer: por más que describa cómo le miraba y cómo actuaba me quedaría corto... Era como un inmenso temor reverencial, una admiración tan profunda que por más que busco ejemplos para hacérselo entender ahora a ustedes no se me ocurre ninguno. O sí, vamos, quizá el único comparable sería como si se le hubiera presentado Jesucristo bajando de los Cielos.

    Era impresionante; recuerdo incluso que ella le tocó antes de irse, y fue como... como quien toca a un santo, vamos. No sólo era agradecimiento, era veneración.

    Los que conocen a nuestro amigo se lo imaginarán perfectamente cuando les cuente cuál fue su comentario al respecto. Después del chiste sobre que ya era un hombre famoso, le comenté muy impresionado esto de la actitud de aquella señora... Y su respuesta, sin mover siquiera un músculo de la cara: "es normal, su hijo se iba a morir y ahora está vivo". ¡Qué tío!

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  3. Anónimo9/05/2008

    holi muchas gracias po definir claramente lo que es la depresion, ya que gracias a el tuvimos un 7 en filosofia


    verito jijwi

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  4. Anónimo9/05/2008

    ¡Vaya! Bueno, aquí hacemos una labor de ayuda social para todos :-B

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  5. Anónimo10/24/2008

    esta muy interesante realmente toda la entrevista..leyendo la primer pregunta,
    sobre si es lo mismo estar triste que
    deprimido, lo que yo creo, es que hoy en
    dia, es como que esta muy generalizado y hasta diria de "moda" estar deprimido..todo el mundo sufre depresion, porque perdio un trabajo, se peleo con un novio, o le fue mal en los estudios, me parece a mi que seria bueno sentarse a pensar y poder distinguir, ya que no quiere decir que siempre que se este triste directamente se tiene depresion...creo que se agranda todo, y por una minima sensacion de tristeza ya pasa
    hablarse de depresion, y si bien puede
    parecer un simple cambio de nombre, creo que va mas alla, porque es como que se agranda todo, y se ve peor de lo que es, y realmente las personas pasan a creerse que estan
    deprimidas e incluso como que ellas mismas se dificutan incluso en cierta manera el salir adelante, solo porque estan "deprimidos"

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  6. Pues sí, pienso lo mismo; al final lo cierto es que, como bien dice nuestro entrevistado, hace falta una mejor educación sobre lo que es nuestra salud mental y cómo llevar una vida saludable desde ese punto de vista: conocernos, saber qué podemos hacer para ayudarnos con una prevención positiva, y una vez que llegan los problemas saber identificarlos y estar preparados para superarlos...

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  7. Anónimo11/09/2010

    la depresion es una problematica evidente que va mas alla de los que las personas piensan la entreviata realizada me parece muy interesante y gracias por un aporte a la sociedad

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  8. Muchas gracias anónimo, yo aprendí mucho y espero que el trabajo sirva para ayudar a otros... Como nuestro invitado siempre me dice, hay poca cultura en cuanto a lo que es nuestra salud tanto física como mental; ¡cualquier trabajo en este sentido es poco!

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  9. Me parece muy interesante y útil lo dicho
    Yo tengo un problema distinto. Actualmente estoy en el undécimo episodio depresivo. Tengo diagnostico de T.bipolar tipo 2. no he dejado de tomar medicación desde septiembre 2001.

    Las primeras 6pudieron tener lugar con la infancia de mi único hijo.
    Me separé en 2014. tuve una relación con una chica genial que me dejó hace 2meses. A mi hijo legan diagnosticado un asperfer.estoy en manos de psiquiatra y psicóloga
    Me da que esta vez me va a costar
    GRACIAS

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  10. Hola Mondi, aunque te vaya a resultar difícil recuerda esta frase: esforzarse no garantiza nada, pero rendirse garantiza el fracaso. No hay nada escrito...

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