Pasos hacia la libertad (2): esclavos de nosotros mismos

(Link a la primera parte de la entrada)


Queen: I want to break free

Mi ciudad favorita es Münster, en Alemania: preciosa, más bien pequeña pero no demasiado, con una importante universidad lo que significa mucha gente joven y una importantísima vida cultural y de ocio... Además está a un paso de la frontera con Holanda y cerca también de Bélgica, así que siempre que he estado por allí he disfrutado muchísimo con todo lo que la zona tiene que ofrecer.

Una vez estaba pasando unos días en Alemania invitado unos amigos, pero en este caso en Colonia; había salido en la conversación que me encanta Münster y, como ninguno de ellos había estado nunca allí y teníamos el fin de semana libre (y tampoco está tan lejos) se nos ocurrió la idea de irnos a pasar un día saliendo en tren temprano por la mañana y volviendo por la noche. Ya que básicamente íbamos por mí y además yo quería corresponder su hospitalidad, les pedí que me dejaran al menos regalarles los billetes de tren y así lo hice.

Pero ya verán lo que pasó: llegó la noche anterior y a mis amigos les llamaron para invitarles a una reunión-fiesta que se había organizado aprovechando que unas personas que conocían (y a las que apreciaban mucho) estaban de paso en la ciudad. Llevaban muchísimo tiempo sin verse y a ellos les hizo mucha ilusión, no había problema en llevarme a mí también así que allá nos fuimos. Lo pasamos muy bien, mis amigos estaban realmente contentos y se nos hizo bastante tarde... Así que cuando volvíamos a casa les dije que no hacía falta que nos diéramos el madrugón para viajar hasta Münster: si veíamos que nos levantábamos cansados podríamos relajarnos en el día libre antes que estar dando vueltas por ahí hechos polvo del agotamiento haciendo turismo sin que nos apeteciera. En mala hora se me ocurrió hacer el comentario...

A ellos algo así no les cabía en la cabeza, sencillamente: teníamos los billetes, teníamos un plan, ahora había que ir (mentalidad bastante típica entre los alemanes por cierto). Yo les dije que tampoco habíamos firmado ningún contrato que nos obligara a ir a ninguna parte, teníamos unos billetes que nos permitían entrar en el tren pero tampoco iba a venir nadie a buscarnos a casa si no los usábamos... La cosa llegó a ponerse bastante insistente por ambas partes, porque ellos preferían no salirse de su esquema aunque sólo durmiéramos un par de horas y anduviéramos todo el día como zombies soñolientos y yo no estaba dispuesto a crearme una obligación artificial donde no la había para fastidiarnos un día de vacaciones. Si nos levantábamos más o menos bien y nos seguía apeteciendo estupendo, y si no pues a la cama otra vez y ya veríamos qué queríamos hacer durante el resto del día. Por cierto y para terminar con el ejemplo, al final ya la cosa subió un escalón cuando uno de ellos me argumentó "además los billetes son caros", y yo tuve que responder "ése es un punto a mi favor, los he pagado yo y con lo duro que tengo que trabajar para ganar mi dinero encima no voy a convertirme en esclavo de las cosas que haga con él". Al final no fuimos, sé que les rechinaron los engranajes en la cabeza pero como por la mañana estaban tan cansados no tenían más fuerzas para discutir y creo que casi hasta agradecieron que les convenciera...

Éste es un caso concreto que se ve algo exagerado por la mentalidad de mis amigos; pero me sirve muy bien para introducir la cuestión de la que quería hablar hoy. La mayoría de nosotros ha empezado algo que quería hacer y en algún momento las circunstancias le han puesto difícil seguir con ello, o ha perdido la motivación; en algunos casos les habrá pasado que su sentido de la disciplina les hacía continuar -esos amigos míos alemanes lo tendrían fácil- y en otros acababan rindiéndose. El gimnasio, un curso que se plantearon hacer, una actividad que les gusta y que siempre tienen en la cabeza para volver a ponerse un día... Pero claro, entre las obligaciones que uno tiene, compromisos, trabajo, que llegas a casa cansado y realmente no te apetece hacer nada, pues suele pasar que de todos los días que tienes que hacer el esfuerzo por ponerte hay uno que te rindes; y una vez que llega ese primer día ya está abierta la puerta para que venga el segundo también. Así se abandona el camino hacia nuestras metas.

Buscamos razones para haberlo dejado

Y hay muchas personas que se sienten mal por haberlo dejado, aunque sea un poquito. Quizá no lo digan o ni siquiera piensen en ello, pero cada vez que uno se dice a sí mismo una excusa o frases hechas como "tengo que ponerme", "si no fuera por..." o sencillamente "es que no puedo", lo que está admitiendo es que para él haber abandonado la lucha por esa meta ha sido algo negativo (aunque tuviera sus razones, ésa es otra cuestión).

No estoy de acuerdo con esa percepción, o no en todos los casos. Aunque el trabajo de desarrollo personal por supuesto es muy positivo por muchas razones de las que ya hemos hablado, parece que olvidamos que nuestras metas, las cosas que queremos conseguir, son herramientas que nos sirven para ser más libres, sentirnos más realizados y felices. Insisto en esto: son herramientas que trabajan para nosotros, no nosotros para ellas. En el momento en que nos dejamos "atrapar" por lo que queremos, y por eso nos causa una sensación negativa el abandonarlo, perdemos esa libertad que queríamos conseguir porque nos estamos esclavizando y supeditando a esos anclajes que nosotros mismos nos pusimos. Si yo hubiera aceptado ir a Münster porque "teníamos un plan", o porque "los billetes son caros", en lugar de ser libre en cada momento para tomar mis decisiones y cancelarlo si ya no me apetecía me hubiera estado dejando dirigir por mis planes anteriores o por el dinero que me había gastado. Mis planes y mi dinero trabajan para mí, para hacerme feliz y para darme libertad y ampliar mis posibilidades de hacer cosas; no soy yo el que trabajo para ellos, limitando mi libertad porque ya no puedo hacer otras. Estas herramientas abren mis límites con lo que me permiten hacer, pero no me los cierran por otro lado.

Somos libres de dejar lo que queramos cuando queramos. Tenemos derecho a hacerlo sin darnos explicaciones a nosotros mismos ni a nadie, porque ejercer nuestro derecho no puede ser malo o negativo y no hay nada que explicar. Si en el futuro deseamos de verdad volver a intentarlo lo haremos, y si no lo hacemos será porque realmente no lo deseamos tanto como para sacrificar otras cosas. ¿Por qué tenemos que darnos excusas o engañarnos? ¿Ante quién tenemos que justificar nada? Somos libres, si nuestros objetivos ya no nos hacen felices o no compensan el trabajo que les dedicamos, es que han dejado de servirnos; ya no trabajan eficientemente para nosotros, así que no hay razón para mantenerlos ni dejarnos atar moralmente por ellos.

Como les conté en la primera parte de esta entrada, yo dentro de algún tiempo voy a dejar la vida prácticamente perfecta que tengo ahora por un objetivo que me costará un enorme sacrificio durante largos años. La verdad es que todo esto me tuvo bastante tiempo dándole vueltas a la cabeza, porque arriesgar la gran comodidad y calidad de vida que estoy disfrutando en este momento por algo que podré conseguir o no y que encima voy a pagar por adelantado con muchísimo trabajo es como para pensárselo... Pero realmente es algo que me ilusiona, me hace ser más feliz y cada vez que pienso en ello decido que el resultado final es para mí más importante que los obstáculos que tendré que superar para llegar hasta él.

Sin embargo, ¿qué pasa si en algún momento de mi futuro resulta que por las razones que sean mi meta deja de tener más valor que los elementos que me alejan de ella? ¿Qué debería hacer si aparece en mi vida algún imprevisto que lo cambia todo, o simplemente mi sueño deja de darme la ilusión y la felicidad que ahora mismo me da? ¿Debería seguir esclavizado por una idea del pasado, aunque ya no tenga sentido? ¿Debería hacer como mis amigos alemanes, ir a Münster aunque estemos cansados y no nos apetezca porque los billetes fueron caros? ¿Hay alguna razón para sentirme mal o tener remordimientos por abandonar un camino si en algún momento decido que ya no es el que quiero seguir?

Lo que queremos debe servirnos a nosotros

Yo creo que no. Nuestras metas tienen que hacernos más libres porque amplían nuestros límites en esa dirección, pero no tienen que limitarnos cerrándolos en las otras direcciones. Si fuera así ¿de qué me servirían? ¿Para qué quiero objetivos que me esclavicen o aten? Ellos trabajan para mí, no yo para ellos. Lo que tengo, lo que quiero, lo que trabajo y lo que gano, son elementos de mi vida que utilizo para hacerme feliz; en el momento en que alguno de ellos no cumpla su función y yo no sea capaz de abandonarlos es que hay algo que no funciona. Mi actual buena vida me gusta mucho, pero si me impidiera dejarme seguir el camino que yo elijo por la razón que fuese, sería yo solo quien se estaría atrapando en una jaula de oro.

Y muchos de nosotros tendemos a encerrarnos en nuestras jaulas de oro, renunciando a nuestro derecho a ser libres. Si ya tenemos que luchar contra todo lo que tenemos alrededor para ampliar nuestros márgenes vitales, superando la falta de tiempo, las obligaciones, el cansancio o la dejadez, la seguridad y tantas cosas más, al menos no deberíamos luchar contra nosotros mismos. Seamos conscientes de las cosas que tenemos en nuestras vidas, las que realmente queremos y las que no, y será el primer paso para conseguir la libertad de ser nosotros mismos.

2 comentarios:

  1. Anónimo11/17/2009

    Estoy totalmente de acuerdo contigo. Muchas veces uno se esclaviza a si mismo o lo que es pero te ves esclavizado por los demas, que no tienen otra cosa en que ocuparse sino en tratar de regir tu vida y criticarte.
    A la mierda todo y p´alante.
    Fernando.

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  2. El otro día me comentaba una amiga que sentía que era "una más" en su trabajo, pero le faltaba la sensación de ser la mejor; en mi opinión, le dije, ser "el mejor" quiere decir "yo me sacrifico para dar algo hacia esta profesión"; es la profesión, el trabajo, el que tiene que darte algo a ti... ¿Qué más da lo que hagan los demás para que tú estés sobre ellos? La pregunta es ¿me da felicidad hacer esto o no? El resto es esclavizarnos para nada...

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