Les he contado mil veces que yo odio el deporte; y más estos días, que he empezado Krav Maga y nada más en la primera clase he recibido la mayor paliza de toda mi vida (en los dos sentidos: de golpes y de machaque) y ahora mismo lo único que puedo mover de todo el cuerpo son los dos dedos índices para teclear. Pero la verdad es que veo esto y me dan ganas de ponerme el chándal...