La maldición de ser interesante

Para exponerles lo que quiero compartir hoy con ustedes voy a contarles algunos hechos en principio inconexos entre sí pero que entre todos les darán un mosaico con la idea general. Empiezo con algo de hace algunas semanas y que fue lo que hizo encender la bombilla en la cabeza para escribir esta entrada: un amigo me estaba comentando que una amiga suya -a la que le había hablado de mí- había dicho que por lo que le dijo yo le parecía un hombre interesante, y luego alguna otra vez le había mencionado a "tu amigo el interesante" o preguntado "¿y va a venir tu amigo el interesante?". Mi amigo no llegó a contarme qué le había dicho a ella exactamente, pero vamos: si a cualquiera le hablan de un tipo de 40 años, masajista en un hotel de 5 estrellas, que hace fitness, que habla cuatro idiomas, que tiene un blog, que ha escrito varios libros (uno de ellos, Lo que nadie te dice, va acercándose como una bala ya a las 50.000 descargas y recibo todos los días mensajes de lectores sobre él), y los etcéteras correspondientes, es comprensible que de primeras te pueda parecer alguien "interesante".

Segundo hecho. Poco después de lo que me contó aquel amigo (y al que yo le dije más o menos lo que les diré a ustedes al final del post) hubo una tarde en la que tuve que pasar un momento por la casa de mi hermano -que se llama Alejandro-. Ale es un hombre totalmente diferente a mí, y al menos a mis ojos tiene todas las grandísimas cualidades que a mí me faltan: es un tipo muy sociable y gregario, tiene su carácter pero es muy cariñoso con los que le rodean -especialmente con su novia con la que lleva años viviendo, y de la que siempre se preocupa por que esté bien-, llama a mi madre casi a diario para preguntarle cómo está o hablar con ella de lo que sea (a mí recuerdo que una vez me llamó ella cuando vivía fuera y llevábamos mes y pico sin hablar, y lo primero que le dije fue "¿ha pasado algo?"), le encanta pasar tiempo con su pareja y sus amigos o por ejemplo llevársela a ella a pasar algún domingo dando paseos en su Harley-Davidson, encima es un supermanitas que tiene un increíble talento natural para reparar cualquier cosa o hacer cualquier tarea de bricolaje que se les ocurra, cocina superbién, hace deporte y últimamente se está poniendo en línea... Vamos, no les he exagerado en nada y realmente a mí me parece el tipo de persona que todo el mundo quiere tener en su vida. Le envidiaría profundamente si yo estuviera clasificado en un tipo de persona comparable aunque fuera remotamente al suyo.

Pero simplemente para que se hagan una idea de cómo soy yo por contraste, les voy a poner un pequeño ejemplo que me pasó hace años y que es muy elocuente. Yo estaba viviendo en otra isla y viajaba para pasar el fin de semana en la que vivo ahora (donde está toda mi familia), y cuando llegué a la casa de mi madre -Ale estaba allí también en ese momento- le dije: "por cierto, he venido para acá en el mismo avión que (mi tío) Antonio". Mi madre dijo: "ah, ¿y qué tal está?", y yo respondí: "no sé, no hablamos: disimulé para que no me viera cuando pasó delante de mí, me senté unas filas detrás de él y salí antes para no coincidir". Mi madre y mi hermano se miraron estupefactos, y ella dijo "por más que te conozco siempre te pasas de lo que me pueda esperar de ti". Mi tío es una persona súper agradable y me cae genial, y probablemente el rato de conversación habría sido muy entretenido; pero recuerdo que para aquel vuelo tenía preparado un podcast súper interesante sobre la Teoría de Cuerdas para escuchar que duraba justo lo mismo que el tiempo de avión + aeropuerto y, sinceramente, me parecía infinitamente más atractivo aprovechar el rato para aprender física que estar con el rollo "¿y qué tal todos por tu casa?". Me llevo estupendamente con toda mi familia y nunca he tenido ningún problema con nadie, pero sinceramente paso de todo el mundo: no voy a bodas, ni bautizos, ni cumpleaños, ni comuniones, ni siquiera funerales, Navidades, finesdeaños ni nada de nada. Por cierto, lo mismo se aplica a mis amigos: ellos personalmente sí me interesan, claro, pero los actos sociales me aburren soberanamente y bastante trato con humanos tengo ya en mi trabajo para encima relacionarme directamente con gente gratis.

Así que estaba en casa de mi hermano y su novia, él y yo hablábamos mientras ella veía una serie en la tele; los dos están hechos el uno para el otro y encajan a la perfección -para mí les ha tocado la lotería a ambos-, y hubo un momento en que ella se reía con la serie y Ale me contó que era un episodio que ya conocían pero que era muy bueno, y ambos me contaron algunos detalles especialmente divertidos. Yo en ese punto pensé: "mira tú qué felices son: se ponen a ver una serie juntos, cenan hablando de sus cosas, mañana se van a dar una vuelta a cualquier sitio... Yo me volvería loco con una vida así. ¿Por qué no puedo yo ser feliz así también? ¿Por qué no puedo ser una persona normal?".

Tercer hecho: esto me pasó hace años y hasta me parece que alguna vez se lo he mencionado. Estaba con un amigo (con pareja y un hijo), y él me dijo que envidiaba mi vida y que "en realidad a mí me gustaría ser como tú". Yo me quedé boquiabierto, y le dije: "pero ¡¿sabes la barbaridad que estás diciendo?! Tú tienes todo lo que yo no voy a tener jamás, sacas a tu familia adelante y tienes gente que te quiere y quiere compartir su vida contigo, ¿tienes la más remota idea de lo duro que es vivir como yo? Soy la única persona que conozco capaz de vivir así, y desde luego tú no podrías; tu vida es infinitamente mejor que la mía, no te quedes en lo superficial".

A mi amigo le pasaba como le pasó a una novia que tuve cuando era joven. Cuando empezamos a salir me dijo que le atraía de mí el hecho de que hiciera tantas cosas y fuera tan activo, que escribiera y demás; algún tiempo más tarde estábamos en una discusión y me decía "es que siempre estás con tus cosas frikis y nunca tienes tiempo para mí", y yo le respondí: "¡sorpresa! Qué pensabas, ¿que un tío que hace todo lo que yo hago iba a ser la clase de persona que se va pasar las noches sentado contigo en el sofá viendo la tele? Ven tú al ordenador conmigo y estudiamos juntos". Como resultado de aquella pelea yo renuncié a un curso supermegainteresante de programación que acaba de empezar por las tardes (lo tuve que dejar cuando llevaba dos días y se me hacía la boca agua pensando en todo lo que iba a hacer con él, porque al mismo tiempo estaba haciendo otro de 3D por las mañanas y veía unas posibilidades artísticas brutales), y todavía me arrepiento. Tuvimos este tipo de conflictos casi constantemente (y después con casi todas mis parejas se repitió más o menos igual), ella intentó solucionarlos proponiéndome comprar una casa juntos -o sea amarrándome más-, y se imaginarán lo que hice yo... Sencillamente porque si tengo que elegir entre mi vida interior o una relación por buena que sea lo tengo clarísimo.

Y el cuarto hecho no es un hecho como tal, sino algo de mi vida cotidiana. Para mí hay tres "placeres máximos básicos" que son la diferencia entre ser feliz o no: el primero por orden de importancia es el cariño físico (me refiero al de mi pareja, una compañera o una amante; no hablo de sexo que no llega a este nivel, sino a cuando una mujer que te gusta te apoya una mano en la mejilla, o te abraza sin esperarlo, o camina por la calle contigo y busca tu mano para entrelazarlas), que con una personalidad como la mía es algo que tengo bastante descartado; no digo que no sea posible y ocasionalmente puedo aprovechar alguna migaja que me da la vida, pero para vivir como vivo yo ya tienes que tener claro que en general te tienes que olvidar de este placer máximo básico. El segundo es la comida (con esto de la vida fitness llevo la tira de años sin probar hamburguesas, pizzas, chucherías o demás delicias), que podría tener si me dedicara al hedonismo salvaje pero que me convertiría probablemente en un Homer Simpson que ni siquiera podría aspirar a ligarse a alguien que le gusta de vez en cuando y solo podría tener cariño pagado como más de un Homer que he conocido -no me interesa-. Y el tercero es darse una ducha caliente: es lo único que me queda, el mejor momento del día es cuando me pongo el agua a punto de fusión termonuclear hasta que siento como si me cayera lava por encima, salgo de la ducha rojo como un cangrejo y todo dolorido por la quemazón pero más feliz que nadie.

Hace solo un par de días me escribía una de mis lectoras, Jacqueline, y me llamó la atención una de las cosas que me decía porque usó la expresión "es una bendición poder hacer lo que te gusta". Yo ya tenía en la cabeza esta entrada con la palabra "maldición" en el título, y se lo dije; le avancé que escribiría el post y le dije que probablemente con él tendría una visión distinta del asunto de la que tenía ella, y creo que será así. Puede que desde fuera alguien vea todo lo que yo hago y lo que he conseguido, no ya intelectualmente para mí sino profesionalmente (ejemplo: el post de los spa de hace un par de semanas, hay que ser una bestia de la obsesión perfeccionista para llegar a eso y no conozco a nadie más que pudiera hacerlo todo solo y en sus ratos libres), y se impresione: pero créanme que las matemáticas son implacables y no es posible pasar del 100%, si quieres más de una parte tienes que quitar de las otras o la cuentas no salen.

Mi vida ahora mismo está llena de momentos súper felices y mi esfuerzo sin descanso me da satisfacciones tremendas continuamente. Por ejemplo, la semana pasada he estado liadísimo de mudanza y ayer ha sido la primera mañana que tenía completamente libre: me levanté a las 5:30, desayuné, me senté al ordenador y escribí de un tirón un guión de cómic para El Viajero que tenía ya completo en mi cabeza desde hace semanas y que no había podido ponerme a escribir hasta ahora; terminé a las 13:30 justo para prepararme antes de irme a trabajar, contentísimo y satisfechísimo porque me encantaba el resultado. Para hoy lunes tenía preparada una maravilla que llevaba en mi lista de espera una semana larga y que me tenía deseando que llegara el momento de ponerme con ella: es una "sorpresa creativa" y no les quiero adelantar nada (en cuanto consiga dominar dos programas que necesito y aprender algo más de programación específica para lo que quiero hacer les regalaré mi primera pequeñita creación con este sistema), pero ME ENCANTA y hoy he estado todo el día sin poder sacármelo de la cabeza con un placer mental y una alegría interior que hacía que hasta la ristra de subnormales con la que me he tenido que relacionar para ganarme el sueldo hoy me resbalaran. Vamos, que no es precisamente que viva sufriendo porque nadie me acaricia ni muchísimo menos: paso casi todo el tiempo con el cerebro funcionando a toda máquina y disfrutándolo a tope, prefiero llegar esta noche a casa después de trabajar y sentarme al ordenador a escribirles esta entrada a repanchingarme en el sofá con una hipotética novia a ver una serie de televisión (por mucho que quisiera a esa novia y por mucho que me gustara la serie) porque es lo que en este momento quiero hacer y no otra cosa, prefiero aprender física a hablar con mi tío por muy bien que me caiga, prefiero la satisfacción de terminar el (durísimo) entrenamiento y a mantener la disciplina con la alimentación a envidiar a los que tienen cuerpos que a mí me parecen inalcanzables y repetirme una y otra vez que el lunes empiezo por fin en el gimnasio sabiendo que ni yo me lo creo de verdad.

Ahora bien, a lo que voy con todo esto es a que ni yo soy nadie a quien admirar ni nadie a quien envidiar: tengo más de unas cosas que los demás porque he quitado de otras y tengo menos, mi hermano es felicísimo viendo la tele con su novia y no ha escrito nunca ningún libro ni falta que le hace, y lo de ser "interesante" conlleva un precio que no es alto sino altísimo y que no creo que le compensara pagarlo a casi nadie. Seguramente por eso hay más gente en el mundo más parecida a mi hermano que a mí, y por lo que yo veo en muchos sentidos su vida es mucho mejor que la mía. Por alguna razón que no comprendo yo no soy capaz de vivir como ellos, a pesar de que muchísimas veces les he envidiado su tranquilidad y he deseado su suerte sabiendo en el fondo que sería totalmente incapaz de sentir satisfacción con lo que ellos tienen. ¿Por qué me ha tenido que tocar esto a mí? ¿Cuál es la pieza de mi cabeza que yo tengo defectuosa? Sea la que sea no tiene arreglo, así que lo único que me queda es seguir como soy y aprovechar todo lo que pueda mis posibilidades.

Una de mis frases favoritas, que ya les he mencionado por aquí alguna vez, es una maldición tradicional china que dice "ojalá tengas una vida interesante". Está claro que yo soy un hombre maldito, y créanme: los chinos saben bien de lo que hablan.