Cómo evitar que te sean infiel

Nota: ante la gran cantidad de preguntas sobre el tema que he estado recibiendo desde que publiqué este post (y a que ya he restringido los comentarios por falta de tiempo) empiezo con un par de ideas interesantes para los lectores.
- La primera es que a las mujeres les recomiendo descargarse el libro "Lo que realmente pensamos los hombres pero jamás diremos a las mujeres", disponible aquí mismo. Les ayudará a entender mucho mejor este tema y otros relacionados con la pareja.

- Y la segunda es un resumen de todo lo que viene más abajo. En pocas palabras: si a tu pareja la atrajiste en un principio por una serie de cualidades que hicieron que se fijara en ti, que le gustaras, que se enamorara, y ya esas cualidades no las tienes (o nunca las tuviste, simplemente cuando uno quiere algo se esfuerza para parecer mejor y conseguir a la persona que le interesa) es normal que esa persona ahora esté decepcionada, que ya no sienta lo que sintió (porque no le das lo que hizo que sintiera esas cosas), y que por lo tanto si aparece alguien más que le da lo que tú ya no quieres darle haya más posibilidades de que la consiga como la conseguiste tú cuando hiciste eso mismo. ¿No quieres que te sean infiel? Deberías empezar por no haber dado una imagen "trabajada" de ti mismo que no se corresponde con la realidad; pero si lo hiciste y no quieres ahora perder lo que ganaste, simplemente no dejes de trabajar para mantener lo que entonces conseguiste con ese mismo trabajo.
Ahora sí, aquí viene el post completo.



Sobre el tema del que quiero hablarles hoy yo tenía una opinión completamente distinta a la que tengo hoy. Conocía la experiencia de que me fueran infiel y, consideraciones morales aparte, lo veía como algo que "te caía del cielo" por así decirlo: tu pareja tenía a alguien por sus propios motivos y a ti si te enterabas lo que te tocaba era simplemente sufrirlo. Pero hace algunos años, por circunstancias personales, tuve una temporada en la que me tocó conocer de cerca muchas situaciones de infidelidad que, aunque en apariencia eran muy variadas y apenas tenían nada que ver entre sí, a base de sucederse me hicieron darme cuenta de que había una serie de elementos comunes y patrones que de una forma u otra se repetían prácticamente siempre. Los que me conocen saben que yo no tengo ningún problema en revisar cualquier cosa que piense y corregirla si llego a la conclusión de que estaba equivocado, y éste fue uno de esos casos: la experiencia me hizo hacerme preguntas cuyas respuestas lógicas no coincidían con lo que hasta ese momento había dado por sentado, y la evidencia me obligó a cambiar mi punto de vista. Miré atrás, hice examen de mis aciertos y errores y aprendí valiosas lecciones para el futuro; hoy quiero compartir el resultado de este aprendizaje con ustedes.
Voy a poner un ejemplo relacionado en parte con la realidad, en este caso con una mujer (pero las diferencias con otro aplicado a los hombres serían simplemente formales y no de fondo), que creo que nos servirá para ilustrar bien la situación:
Cuando María conoció al que hoy es su marido se enamoró enseguida. Era tan guapo, tan atento, tan considerado, tan romántico, tan de todo... Siempre tenía en cuenta su opinión, hacían planes juntos, tenía mil detalles hacia ella, etc. Nadie es perfecto, claro, pero para ella él era casi como su príncipe azul; el caso es que cuando pasaron los primeros meses/años (la fase inicial de verlo todo de color de rosa) la relación ya estaba consolidada y se veía que la cosa sería estable a largo plazo. Ya para la época en que se casaron él no era el hombre supermegaatento y ultrafantásticamente cariñoso que fue cuando se la estaba intentando ligar, pero seguía haciéndola sentir especial y María seguía enamorada. No era lo mismo que los primeros meses, claro, en que estás como en una nube y te salta el corazón cada vez que suena el teléfono; pero tenía las cosas claras con su pareja. Si en ese momento hubiera oído hablar de alguien que había sido infiel a su pareja ella lo ha habría censurado totalmente, ni siquiera le cabía en la cabeza que ella pudiera pasar por algo así. Dicen que esas cosas ocurren por ahí, pero ¿ella? Ni loca. Pasan los años, y como en todas las parejas las cosas evolucionan; en este caso no como María había esperado. Él ni se parece al hombre que un día la hizo enamorarse, ni físicamente ni en los detalles que le hicieron conquistar su corazón; se llevan bien y no discuten más que en cualquier otra relación, pero vamos: ella mira atrás y piensa en la jovencita romántica e ilusa que era, ahora ya con experiencia sabe que los príncipes azules no existen y que la vida en pareja consiste en ver quién sacó la basura ayer para saber a quién le toca hoy, en que ella antes se quejara de que él ya no la escucha y ahora ya ni siquiera se queje porque para qué, y la cosa está en que más o menos los dos se dedican cada uno a lo suyo y, salvo pequeños proyectos concretos que de vez en cuando comparten (vacaciones, reformas en casa) la mayoría de sus conversaciones tratan sobre rutina, asuntos que resolver o discusiones que ya han tenido antes. Entonces María conoce a alguien que parece que muestra atracción hacia ella. María ni se ha planteado "buscarse a" nadie, tampoco acepta siquiera la idea, pero resulta que se ha encontrado conque hay una persona que la está tratando y haciendo sentir como hacía muchísimo tiempo que no la trataban y no se sentía. Aunque tú no pienses hacer nada con él, es tan agradable que alguien se dé cuenta de que te has cambiado el peinado o que se interese por tu opinión sobre las cosas... Y aquí viene algo importante: cuando María conoció al que hoy es su marido y éste se mostraba tan volcado hacia ella, no se le ocurrió pensar "éste no es el hombre con el que yo voy a vivir dentro de veinte años; es una imagen mejorada que me está vendiendo porque me quiere ligar". Es algo que ni se planteó (que nadie se plantea), por supuesto: simplemente se enamoró de lo que él le daba y ya. Aunque hoy sigan llevándose razonablemente bien, ese sentimiento de frustración porque la vida no es lo que una soñaba cuando era joven está ahí... Pero ahora conoce a este otro hombre, y en lugar de pensar "éste me quiere vender una imagen irreal como ya me pasó una vez" lo que necesita pensar es "estas sensaciones son agradables, me gustan". Y eso le lleva a decirse inconscientemente: "ah, pero entonces ¡el problema no es está en que la vida no es lo que yo pensaba! Sí que era posible tener estas sensaciones: el problema es mi marido, él es el que no me las da... Él ha sido el que me engañó y luego no me ha dado lo que me hizo creer al principio". Así que cuando una tarde llega a su casa y su marido, echado en el sofá en calzoncillos y con una camiseta vieja que deja entrever la barriga que se le sale por debajo, le saluda con un "te toca bajar la basura", ella se acuerda de cómo el otro hombre esa mañana le había hecho un comentario que la había animado mucho sobre una afición que ella había abandonado hacía tiempo y que, según él, debería recuperar porque tiene un gran talento para ello.
No hace falta que siga. Cambien los elementos que quieran, piensen en una ejecutiva o en un ama de casa, pongan a un marido pasota o simplemente encerrado en sí mismo y poco comunicativo, incluyan hijos... Cambien los adornos y adapten el ejemplo a cualquier caso real que conozcan, seguro que al final lo encontrarán sorprendemente parecido. Y con los hombres no es tan diferente: simplemente las mujeres incluyen más matices de fantasías personales insatisfechas, autoengaño o romanticismo, y ellos son más sexuales. Pero atención a algunas frases que son literales, escuchadas por mí tal cual se las transcribo: "si mi mujer me llega a decir hace veinte años que después de casarnos íbamos a estar a polvo cada dos meses otro gallo me hubiera cantado"; "no sé, al principio hacíamos cosas que incluso salían de ella, y ahora tengo que ser siempre yo y casi rogando como si ya no le gustaran o fueran algo malo"; "a ver si este mes toca". El sexo no es en absoluto la única razón para los hombres que tienen relaciones fuera de la pareja y tienen más cosas en común con las mujeres de las que parece; simplemente lo menciono como ejemplo de cómo también en esto hubo una imagen que a él se le vendió al principio y que no es lo que obtiene después en la "vida real".
Tratar de controlarle es aún peor
Pero antes de ir a la clave del problema déjenme hacer un inciso para hablar de los celos y el control. Miren, ser celoso no sólo no sirve para nada sino que en muchos casos sólo se consigue que el otro se harte más de la situación y el proceso de "tú me haces sentir mal y la otra persona bien" se acelere. Y por otra parte, controlar a tu pareja es imposible: si quiere serte infiel lo será. Yo he conocido casos que me demuestran que a más presión controladora más surrealistas tienen que ser las soluciones (pero al final las hay): desde un amante que tenía que ir a comprar el pan casi de madrugada para que ella pudiera aprovechar los quince minutos que decía que iba a la panadería para quedar con él, hasta el marido haciendo chocar el coche para tener una excusa que justificara llegar un poco más tarde a casa, pasando por una chica que la misma mañana de su boda se veía con su "otro novio"... Les podría hablar de situaciones que jamás a uno se le pasaría por la cabeza que pudieran dar pie a un encuentro sexual, créanme; y si no vean las noticias, de vez en cuando aparecen casos lo suficientemente llamativos para hacerse famosos pero no son más que la punta del iceberg. Si hay quien se ha escapado de Alcatraz y a Osama Bin Laden todavía no lo han encontrado ni con todos los recursos de todos los países occidentales que lo están buscando, a cualquiera de nosotros nos pueden ser infieles cuando menos lo esperemos; en lugar de carcomerte por dentro pensando en que un día te podría pasar preocúpate por ser feliz con tu pareja, a los dos les irá mucho mejor. ¿Por qué se nos es infiel y cómo podemos evitarlo? Vaya por delante que es imposible garantizar al 100% que jamás te lo van a hacer hagas lo que hagas, y ni siquiera se puede garantizar que tú nunca lo serás; esta frase la escuché yo mismo, "si un día antes me hubieran dicho que yo iba a hacer algo así me hubiera reído en su cara, y todavía me cuesta creerlo". Por cierto, vino de la persona más absolutamente mojigata y puritana que he conocido en mi vida con diferencia; yo también me habría reído si me lo hubieran contado sin que yo hubiera podido comprobarlo con mis propios ojos. Nadie se levanta por la mañana pensando "bueno, a ver con quién engaño hoy a mi pareja". Habrá gente con la que sea más fácil y otras menos (en los grados que ustedes quieran), personas con una manera de pensar más favorable y otras más reacias... Pero nadie lo planea porque sí. Y muchísimo menos cuando estás profundamente enamorado: es que cuando tienes esas "mariposas en el estómago" ni se te pasa por la cabeza que exista en el mundo nadie más. A medida que va disminuyendo el enamoramiento y va aumentando la sensación de frustración y de que "esto no es lo que esperaba", más posibilidades hay de que si un día aparece alguien que tiene lo que una persona echa de menos y su pareja ya no le da ocurra lo lógico. ¿De quién es la culpa? Normalmente se entiende que el infiel es el "malo"; pero ¿tengo yo algo que ver conque mi pareja esté enamorada de mí o no? ¿Es el amor algo que está ahí porque sí, o hay que trabajárselo? Por supuesto, si yo me porto especialmente bien y trato de darle la mejor imagen posible a alguien a quien me quiero ligar es porque sé perfectamente que eso es lo que la atraerá hacia mí; a medida que yo haga menos esfuerzo por mantener esa atracción, ese enamoramiento, irán aumentando las probabilidades de que -si aparece alguien que sí haga el esfuerzo- la saque de "mi órbita" y caiga en la suya. Si tu pareja deja de sentirse especial contigo algo tendrás que ver tú con eso...
La responsabilidad también es tuya
Claro, en realidad el problema está en que todos para atraer a alguien que nos gusta intentamos ofrecerle una imagen mejorada de la realidad. Hagan la prueba: si no encuentran el ejemplo en sí mismos, pregúntenles a sus padres o a cualquier pareja que lleve ya muchos años juntos si cada uno era igual con el otro que ahora. ¿Sigue llevándole el desayuno todos los días a la cama como los primeros dos meses? ¿Es igual de atento y considerado? ¿Se cuida igual? ¿Tiene la misma paciencia, el mismo carácter? Cuantas más preguntas hagan más coincidirán conmigo en esto: por cada ejemplo en el que les digan (ojo: eso es lo que "dicen") que no ha cambiado absolutamente nada, habrá miles en los que admitan que por supuesto ya no es lo mismo. La pregunta en general es ¿se esfuerza lo mismo tu pareja por conseguir tu amor día a día que al principio? La respuesta normalmente será "no". Y aunque todos hagamos algo así inconscientemente, cuando queremos conseguir algo nos lo trabajamos más que cuando ya lo tenemos, el hecho es que esto es un engaño. Que cada uno lo llame como quiera, pero cuando te ofrecen una cosa que no es la que al final te llevas el nombre es lo de menos. Damos al otro una imagen que no es real, y nos esforzamos para ganarnos el interés y el amor de la persona que queremos más de lo que nos esforzaremos cuando ya lo hayamos conseguido; pero claro, se da la circunstancia de que no sómos máquinas sino seres humanos, el amor no es algo que se consigue una vez y se tiene en propiedad para siempre como unas oposiciones. Y por mucho que alguien pretenda quererte siempre, o sentirse siempre atraído por ti, eso no está en su voluntad. Eso no depende de lo que uno decida, no es opcional, se tiene o no se tiene y ya. Y por supuesto, cuanto más "engañemos" al otro dándole una imagen que no es la real más nos costará mantener esa ficción, antes nos cansaremos y antes se hará evidente que lo de los desayunos en la cama, los detalles cariñosos, hacer en la cama eso que al otro le gusta, ir tres veces por semana al gimnasio y no pasarse con los dulces, era parte de la estafa. Aceptemos si quieren que lo hace todo el mundo, que es inconsciente, que si no fuera así nadie ligaría con nadie, que el engañado se deja... Lo que quieran, pero los hechos son los que son. Ahí está el origen de que una persona llegue a encontrarse (aunque no lo haya buscado) fuera de su pareja las cosas que quiere en su vida y que su pareja ya ha dejado de darle. En nuestra sociedad paradójicamente lo que hemos hecho ha sido criminalizar al "frustrado con alternativas", en lugar de educarnos para aceptar nuestra responsabilidad sobre las cosas que hacemos. Si participamos de un engaño hacia alguien y luego eso trae consecuencias, las que sean, deberíamos partir por preguntarnos si nos toca algo de la responsabilidad sobre ello. Antes de ir a la conclusión y responder al título de este post hago otro breve inciso sobre esta cuestión: "si me ha dejado de querer que me deje en lugar de serme infiel". Para no extenderme todavía más, lo resumo en una frase: cuando alguien quiere dejarte y puede dejarte, te deja; así de fácil. De manera que si no te deja es o porque no quiere (en el fondo te sigue queriendo, no quiere renunciar a la vida con la persona a la que eligió para compartir su futuro, es sólo que tiene necesidades que tú al principio le hiciste creer que satisfarías y luego no lo has hecho) o porque no puede (circunstancias o dificultades que para ella son insuperables: hijos, compromisos sociales, lo que sea). Es lógico, no hay más. Ahora sí: ¿cómo evitar que te sean infiel? Pues después de todo lo anterior está claro, evitando lo que da origen a todo esto: el engaño inicial. Hay que ser prácticos, no vamos a dejar de tratar de dar la mejor imagen posible a la persona que nos interesa -porque ella participa también de ese engaño y si tú no juegas otro jugará y se la llevará- ni de esforzarnos al principio para hacer que se enamore y se "enganche". De acuerdo, admitamos que las cosas son así.
Sé la persona de la que se enamoró
Pero una vez la relación está en marcha, si sabes que tu pareja se enamoró de una persona que fue la que tú le mostraste que podías ser y quieres mantener viva y activa esa atracción, lo que tienes que hacer es parecerte siempre lo más posible a esa persona ideal. La experiencia ya te ha demostrado que tú tienes los elementos necesarios para hacer que esa persona se sienta enamorada; si después por cansancio, dejadez o desgana por tu parte se los quitas, lo raro sería que su ilusión hacia ti se mantuviera igual. Pero claro, mantenerse "top" requiere un esfuerzo que es el que al principio hacías con mucho gusto... ¿Estás dispuesto a seguir haciéndolo para siempre? No hay misterios, cuanto más inviertas normalmente más obtendrás y cuanto menos des menor será el efecto que produzcas en la otra persona.

Todos sabemos qué cosas hemos hecho bien y cuáles mal para ligarnos a la persona que queríamos; qué funcionó y qué no. No hay reglas generales, a cada uno le seducen detalles distintos o son importantes aspectos diferentes de cada uno. En cualquier caso nunca está de más preguntar: ¿qué te hizo enamorarte de mí? ¿has echado alguna vez algo de menos? ¿qué crees que podría mejorar para ti? ¿cómo sería tu pareja ideal? Aunque la otra persona no sea del todo sincera (no es fácil decirle a alguien por ejemplo "es que con esa barriga o ese culo que has sacado excitarse contigo ya no es tan fácil") seguro que, si lo eres tú contigo mismo, sabrás lo que tienes que hacer.

Como decía antes, por mucho que te exprimas al máximo, nadie puede garantizarte absolutamente que jamás te serán infiel: no somos máquinas con simples botones que apretar. Pero de todas formas ahí van algunas ideas generales que seguro que van por el buen camino: comparte más cosas con tu pareja, interésate por lo que hace, escúchala, haz que sienta que ambos "juegan en el mismo equipo" y no son dos extraños que están atados a la misma vida por un compromiso caducado. Mantente en forma, cuídate para serle atractivo, no te abandones. Ten detalles con esta persona, piensa en lo que sabes que le gusta, averigua lo que necesita en su vida afectiva y haz lo posible por dárselo. Hazle sentir, no sólo porque se lo digas sino porque note que te esfuerzas al máximo por conquistarla como hiciste al principio, que te importa que esté ahí y que mañana, y pasado mañana, y todos los días desde hoy en adelante, se despierte por las mañanas y siga deseando que seas tú quien esté a su lado.